Cada país que estamos visitando tiene un lugar emblemático que visitar o una actividad a realizar, y Nepal no podia ser menos, por lo que además de sus ciudades , gentes y cultura, nos permitia realizar una actividad soñada por muchos: hacer un trekking por sus montañas.
La cordillera del Himalaya permite realizar muchos trekkings y ascensos a sus montañas, desde visitar la cima del mundo, Everest, a los trekkings por Lantang, Mustang y los Annapurnas.
Y esta última zona ha sido la que hemos elegido. La primera idea era hacer el trek al Annapurna Base Camp ( ABC) que duraba unos diez dias, pero el último tramo es de bastante altura, con mucho frio y nieve en esta época todavia y no teniamos ropa adecuada para esas circuntancias, por lo que decidimos hacer uno circular de 6 días por Gorepani y Poon Hill rodeando la base de los Annapurnas, algo más a nuestro alcance físico y que nos permitiera disfrutar de la aventura.
Nuestra ruta salia de Nayapul pasando por Tikhedunga, Ulleri, Banthanti, Ghorepani, Poon Hill, Tadapani,Chomrong, Jhinudanda, Landruk, Tolka, Deurali, Australian Camp y Dhampus, con una altura mínima de partida de 1070 metros y un tope de unos 3200.
Os hacemos un pequeño resumen de cada una de nuestras etapas.
Dia 1: Nayapul ( 1070m.) - Banthanti ( 2210m.) 7 horas y media.
Puntuales a las 7.30h de la mañana nos encontrábamos a las puertas del hostel con nuestro guia Min y el taxista que nos debia llevar a Nayapul, a una hora y cuarto en coche desde Pokhara y punto de inicio de nuestro trek.
Lo primero que nos sorprendió fué ver a Min con su minimochila para los 6 días , comparada con las nuestras, jajaja....se nota que la gente local puede vivir con menos cosas que nosotros y están más aclimatados al frio.
Tras el viaje en taxi por unas carreteras bastante bacheadas llegamos al punto de inicio donde nos encontramos desayunando a tres chicas australianas que iban a hacer el trek al ABC y con las que estubimos charlando un rato mientras tomábamos un té.
Atravesamos el pueblo de Nayapul para llegar hasta Birethanti donde un puente lleno de las banderas de oraciones tibetanas nos recibia junto al punto de control de acceso a la zona de Conservación del Annapurna, donde debes presentar tus permisos y registran la entrada a toda persona para por seguridad saber quien se encuentra en el parque en caso de algún problema ( dichos permisos nos los tramitó Min en Pokhara).
Ya estábamos en los Annapurnas!!!!.
Y a andar se ha dicho que a eso hemos venido.....Nos esparaba un buen desnivel para ser el primer día, aunque por caminos bastante accesibles.
El sol vino a darnos su bienvenida por unos caminos donde desde el primer momento vimos que aquello iba a ser de película. Valles inmensos llenos de campos de cultivo, rios con un agua cristalina, humildes casitas de la gente local que te saludan y sonrien a tu paso y gente como nosotros dispuestos a disfrutar de todo aquello y sobretodo montañas y montañas, que hasta ese momento se escondian detrás de algunas nubes.
Nuestra parada para comer fué en uno de los muchos pequeños hostales-restaurantes que hay por el camino y enseguida confirmamos lo que nos habian dicho, los precios aquí son el triple o más que en Pokhara, algo normal teniendo en cuenta que el coste de llevar todo hasta allí es enorme,; hasta algunos pueblos llegan jeeps, pero en la mayoria todo se hace a base de porteadores que suben todo, pero todo todo a sus espaldas y a veces con mulas de carga.
Nuestro camino seguia, cuesta arriba con muchos escalones, y nos encontramos con las chicas australianas de nuevo, que iban a buen ritmo hacia el mismo destino que nosotros. También conversamos con una pareja china afincada en Malasya a los que les explicamos que habiamos estado en su país hacia dos veranos y ellos nos explicaron que hace tres habian estado en Barcelona, que casualidad, y que eran grandes seguidores del Barça.
Cruzamos los primeros puentes colgantes sobre preciosos rios y vimos bonitas cascadas, además Min nos enseñó las flores con las que la gente decora los templos, así como los rododéndros llenos de flores que forman inmensos bosques en todos los Annapurnas.
Llegamos a la guesthouse donde teniamos previsto quedarnos a dormir, pero Min nos ofreció la posibilidad de andar una horita más hasta Banthanti y así restarle dureza al día siguiente donde se subia bastante desnivel. Ok, allá vamos!!!. Que panzada de escaleras nos estábamos dando el primer día.
Una vez allí nos instalamos y nos pudimos dar nuestra primera ducha, de momento con agua caliente, abrigarnos bien, pues el frio a 2200 metros ya apretaba y sentarnos junto a la estufa en el comedor.
Hasta la hora de la cena estuvimos junto a Min y otros guias y porters charlando, eramos los únicos españoles entre un montón de chinos, que en esta época junto a los coreanos colman las montañas y Nepal entero. Como el nivel de inglés de sus clientes muchas veces excaso y son muy de hacer piña entre ellos, se pusieron de charla con nosotros y pasamos un buen rato.
Después de la cena y de nuevo junto a la estufa de leña, se sentaron una familia china a los que les explicamos que habiamos estado en su país dos meses, les hizo mucha gracia y animados por el licor con el que cenaban se pusieron a cantar canciones e invitaron a los guias a que hicieran lo mismo en nepalí...nos reimos un montón con ellos, y eso que entendernos en inglés era misión imposible, jajaja.
Mientras al lado otra familia china, mucho más seria, cenaba sin decir ni pio y un padre con su niñita de 7 años nos miraban desde el otro lado del comedor con una sonrisa.
La mayoria de gente se fué a dormir, nosotros nos quedamos un rato más junto a los guias apurando el calorcito de la estufa cuando de las habitaciones baja un chico americano y le dice a su guia que quiere cenar y que si es el primero pues allí ya no habia nadie. La sorpresa fué suya cuando le dijo que todo el mundo se habia ido ya a dormir, jajaja...cenó unas tostadas y se sentó junto a mí mientras Carol se fumaba un cigarro fuera. Menudo personaje, que tipo más raro. Vive en Shenzen, China, es profesor y le habia dejado hace poco la novia....y era bastante rarito, ahora entiendo porque su guia, un chaval de Khatmandú muy majo pese a ser hincha del Madrid, no paraba de hablar con nosotros después de llevar todo el dia andando con su cliente, jajaja...
Y tocó la hora de ir a dormir a una habitación fria, pero fria de veras. Osea que al saco de cabeza y con el edredón encima hasta la cabeza. El dia siguiente nos esperaba la subida hasta Ghorepani y habia que estar descansado tras el día de hoy.
Día 2: Bhantanti (2210m)- Ghorepani (2860m.) 6 horas
La actividad empieza pronto en las montañas y con el día que nos esperaba era importante un buen desayuno que pudimos tomar en la terraza ante un tímido sol pero con las vistas de la primera montaña nevada de los Annapurnas, Hiunchuli 6441 m., nos pareció una maravilla y eso era sólo el comienzo.
La subida al Ghorepani no era muy larga pero sí con bastante desnivel, así como con las dichosas escaleras.
Pasamos de nuevo junto a rios con bonitas balsas, puentes, pueblecitos, bosques casi fantasmagóricos y campos preciosos. En algunas casas pudimos ver el curioso sistema que tienen para recoger la miel. Cuelgan de las casas unos troncos de árbol con un agujero para que entren las abejas y hagan allí sus panales. Seguro que de no ir con Min no hubieramos reparado en ello. Desde entonces las vimos en muchas casas más.
Nos fué enseñando también los pequeños templos que la gente construye con piedras ante sus casas, nos explicó las etnias de la gente que habita en la zona, los Gurung, y fué contestando todas aquellas cosas que sobre la vida en Nepal y las montañas nos interesaba preguntarle. Vimos también como la gente y las mulas transportan en los cestos todo aquello que necesitan.
Nos cruzamos como no con nuestras amigas australianas, simpatiquísimas, los chinos de las canciones, así como con todos los guias con los que habiamos pasado la velada el día anterior, todo el mundo nos saludaba!!!..hello spanishs!!!!.
Llegamos a la entrada de Ghorepani, donde de nuevo nos controlaron los permisos, con unas nubes feuchas y bastante frio, pero con ganas de instalarnos y descansar.
Al llegar al guesthouse nos recibe su simpática dueña con cuatro palabrillas en castellano, que gracia, se nota que el paso constante de turistas les obliga a saber un poco de cada idioma.
Nos toca habitación con baño compartido, cuanto más arriba menos " lujos", pero tenemos un pequeñito balcón con unas vistas de aupa!!!....aquello supera a lo de la mañana. Vemos por primera vez el Machhapuchre 6998m., impresionante!!!.
Tras la ducha bajamos a dar una vueltecita por las dos callejuelas que rodean las cuatro guesthouses de Ghorepani y nos compramos un croisant de chocolate que nos supo a gloria.
Empeza a hacerse de noche y el rincón de la estufa de leña era el sitio ideal donde ubicarse. Nos hicimos un espacio entre guias y trekers diferentes a los de ayer. Ese dia nos tocó unos americanos mayorcetes y una familia de canadienses e israelies. Los únicos chinos eran una pareja que no despegaron sus ojos de los móviles más que para cenar, que vicio!!!.
Tocaba irse a domir bien pronto pues al día siguiente ibamos a subir a ver amanecer al Poon Hill, una zona de observación a modo de mirador a 3140m. desde donde se tiene una vista de las montañas privilegiada. La cosa pintaba bien sino fuera porque a la hora de irnos a dormir llovia, pero Min nos dijo que tranquilos, que seguro que mañana despejaba.
Día 3: Poon Hill (3140m)- Ghorepani- Tadapani ( 2630m). 8 horas y media
A las 5.30h. el comedor de la guesthouse era un hervidero de gente abrigada hasta las cejas y con frontal de luz preparados para subir al Poon Hill. Llover no llovia, pero pinta de despejado no tenia. Aún y así empezamos la subida...y que subida!!!!!! 40 minutos de constante subida por unos escalones interminables y que fueron una pesadilla para muchos. Y si a eso le sumas las horas que eran, sin nada en el estómago y con una niebla que no se veia nada, como que no era para estar muy contento que se diga. Ah, y es que además hay que pagar por acceder, jajaja....dos tipos a esas horas en una taquilla cutre cobran, eso sí sólo 50 rupias, para conservación de la zona y ayudas a las escuelas del pueblo. Todo sea por el bien de la comunidad.
Aún y así llegamos arriba con la esperanza de ver algo entre la niebla y las nubes. Lo que si vimos no más llegar fué la de gente que se agolpa allí, todos los que duermen en Ghorepani suben al Poon Hill con la misma intención. Y como no allí nos empezamos a encontrar a todos nuestros conocidos: las australianas, los chinos de las canciones, el guia del Madrid, el americano raro, los guias del primer día....
A todo esto la niebla y las nubes nos dejaron ver un poquiiiiito de la salida del sol, así como la punta de algunos picos, entre ellos el impresionante Annapurna Sur 7219m, se le pone a uno la carne de gallina al estar delante de montañas de esa magnitud.
Fué una pena no tener un día despejado para poder disfrutar de todas las vistas, pero la montaña y el tiempo es lo que tienen, son imprevisibles.
Bajamos de nuevo hacia el guesthouse a desayunar y preparar las mochilas. Ese día descubrimos el que iba a ser nuestro desayuno para el resto de días, pan tibetano con miel. Es un pan plano hecho de una masa que recuerda a los churros y que bañábamos de miel, buenísimo!!!.( se nos pasó hacerle fotos).
De nuevo en marcha, y para no aburrinos una subida de miedo nos llevó a un punto muy alto donde paramos a hacer un descanso, pero esta vez la climatología se puso de nuestra parte, y pudimos ver parte de las montañas que desde el Poon Hill no pudimos. El Annapurna Sur se nos mostró en todo su esplendor, simplemente alucinante.
Empezaba entonces un descenso largo con una sorpresa que no esperábamos: nieve y hielo. El camino bajaba por un bosque precioso con una pendiente pronunciada con nieve en sus costados y hielo en su parte central. Min ya nos habia dicho que era probable que nos encontráramos esa situación y que era peligroso por los resbalones
y las caidas, pero para ello llevaba en su minimochila unos grampones que nos ayudarian a bajar. El dijo que no los necesitaba, que nos podiamos poner uno cada uno, pero las botas de Carol tienen una suela con menos agarre que las mias, por lo que ella se puso los dos, y como bajó de segura, corria que se las pelaba!!!!. Mientras Min y yo haciamos ejercicios de equilibrio, y aunque algún resbalón nos dimos no llegamos a poner el culo en el suelo, jajaja...Eso sí vimos gente que se pegó unos culazos de miedo y otros que llevaban las marcas de barro de haberse caido más de una vez y de dos.
Cierto es que esa zona era preciosa, un bosque con un encanto especial, y donde Carol disfrutó de lo lindo y le tocó ayudarme más de una vez para que no me cayera.
Pasada esa zona seguimos bajando por el bosque cuando de repente Min se para y nos señala que miremos a lo alto de unos árboles..guau!!!!... estaba lleno de unos monos preciosos de cara negra y pelo blanco en la cabeza, creemos que son los Langur grises...que pasada!!!...nos pasamos un buen rato mirándolos como saltaban de árbol en árbol y como comian.
El día estaba siendo muy largo y la tensión por la bajada cansaba mucho, pero nos quedaba la traca final hasta llegar a Tadapani, una subida interminable y muy dura que se hizo eterna.
Al llegar a Tadapani, bajo unas nubes feas, nos encontramos un guesthouse un poco desanjelado, habitaciones muy frias y una zona común con la estufa de leña que Carol calificó de gallinero al verla. Estaba apartada de las habitaciones, en lo alto de unas vigas y con unos cuantos escalones.
Aquí el tema ducha lo dejamos correr, el agua caliente no iba y el lugar y el frio no invitaban a ello. Subimos al gallinero a tomar un té calentito y esperar la hora de la cena.
Coincidimos allí con unos matrimonios americanos, un par de coreanos y la pareja de chinos de los móviles, pero la charla la tuvimos con una pareja suiza que estaban de viaje por Nepal y Buthán, y con el chino y su niña de 7 añitos que coincidimos en la primera noche del trek. También tuvimos una buena charla con Min dándole algunas nociones de castellano, pues nos dijo que queria el próximo verano estudiarlo.
El madrugón del Poon Hill nos hizo ir a dormir pronto. Mañana nueva etapa.
Día 4: Tadapani(2630m.) - Jhinudanda (1780m.). 7 horas
Después de nuestro desayuno de pan tibetano y miel empezamos camino en una mañana fresquita y algo nublada. El camino empieza bajando una buena pendiente entre bosques para de repente llegar a una ladera de un valle precioso frente a la cual nos encontramos una cascada altísima.
Llegamos al poco a una guesthouse chulísima con una esplanada enorme y vistas al valle donde paramos a descansar,¿ y quién dormia ahí?, las australianas!!!. Nos dijeron que habian estado genial, y es que realmente el sitio pintaba de maravilla.
Seguimos bajando en busca del fondo del valle pasando casitas y campos, con unas vistas geniales. Al pasar por una pequeña aldea habia unos niños jugando y con Min y los coreanos de anoche nos pusimos a jugar con ellos a voleivol, los niños estaban encantados, y nosotros también. Hay que ver lo felices que son todos los niños con lo poco que tienen, apenas una pelota, que estaba pinchada, y otra hecha con trapos y cuerdas. El mejor momento es cuando la pelota se quedó en un tejado y uno de los niños, que no tendria más de 5 años, se subió al tejado en un periquete a por ella.
Teniamos que seguir camino y nos despedimos de ellos....pasamos un rato estupendo!!!.
Atravesamos el rio por un puente colgante larguísimo desde donde veiamos a las mujeres abajo en el rio cargando piedras.
Ya en el otro lado del valle tocaba ahora subir la ladera atravesando un bosque donde vimos unas vacas muy simpáticas y al poco unos corzos escondidos que al oirnos salieron saltando entre los arbustos, que chulada!!!.
Justo cuando saliamos de comer nos encontramos con las australianas de Melbourne y estuvimos un buen rato andando con ellas y charlando, hay que ver como le estamos dando estos días al inglés, es un no parar, pero almenos nos entienden, jajaja. El paisaje en esa zona lo formaban unas terrazas de cultivo con un trigo verde precioso.
Y llegamos así hasta el punto en el camino en que ellas se desviaron dirección al ABC y nosotros hacia Jhinudanda, que penita despedirnos de ellas. Las deseamos mucha suerte en su aventura y ellas a nosotros en nuestro viaje por el mundo.
Ya en ese momento iba lloviendo de manera intermitente, lo cual nos hizo sacar los canguros y tapar las mochilas.
Pero de repente la cosa empezó a ir a más y los truenos y relámpagos sonaban por las montañas cercanas de manera increible. Justo fué protegernos en un tejadillo cuando empezó un tormentón de miedo: agua, granizo y viento se juntaron, y al momento acabó el suelo blanco y por el camino bajaba agua a modo de rio.
Cuando amainó un poco Min nos propuso que fueramos bajando con calma pero sin parar pues estábamos cerca del destino y la tormenta se podia repetir en cualquier momento. Y aunque iba lloviendo así lo hicimos.
La lluvia también nos fastidió el plan aquí, pues junto al pueblecito en el rio hay unas piscinas de agua termal que hubiesen sido una gozada, pero no pudo ser.
Llegamos al guesthouse bastante empapados, y aunque el lugar pintaba mejor que el de ayer, resulta que no tenia estufa de leña, justo el día que mejor nos iba tenerla. Pero pusimos la ropa mojada a tender bajo cubierto y con el aire que havia conseguimos secarla.
El tema ducha tampoco fué fácil, pues el agua caliente iba con placas solares y claro, con el dia que hizo, nada de nada. Yo me armé de valor y me duché, Carol se negó ante el agua fría y la humedad que había pues no paraba de llover.
Bajamos al comedor a tomar un chocolate caliente mientras esperábamos la cena.
Al rato, siendo ya de noche, llegaron tres chicos empapados y uno de ellos reventado de andar. Los oimos hablar en castellano y les preguntamos que habia pasado y nos explicaron que habian empezado ese día el treking, en sentido contrario al nuestro, y que como salieron muy tarde y ante la lluvia le habian dado duro al tema y traian a uno de los amigos reventado. Se fueron a secar y cambiar de ropa mientras cenábamos.
Tras la cena estuvimos con ellos de charla. Son tres chicos vascos que viven en China y que han venido unos dias de vacaciones a Nepal, pero vienen con poco tiempo para hacer la subida al ABC y quieren subir en 3 días desde Nayapul, cuando lo normal son 4 ó 5.
Hablamos mucho de China y la situación que ellos viven allí como extranjeros y empresarios, de lo que se encuentran cada día y lo difícil que es conseguir introducirse en el mercado. Comparamos todo ello con lo que nosotros vivios como turistas durante dos meses y tuvimos una charla muy amena, hasta que llegó la hora de dormir.
Día 5: Jhinudanda (1780m.) - Deurali (2100m.). 8 horas
El día ameció sorprendentemente despejado y con un buen sol, además de una imagen preciosa: teniamos todas las montañas cercanas con nieve en lo alto y unas vistas del Annapurna Sur impresionantes.
Ya en marcha nos cruzamos con muchos porteadores que subian cargadísimos hacia los pueblos montaña arriba con todo tipo de cosas. Le preguntamos a Min sobre esas gentes. Nos explicó que desde donde llegan los jeeps la gente carga a sus espaldas 50 ó 60 kilos de todo tipo de alimentos, materiales, etc. y suben hasta donde sea necesario en dos, tres o cuatro días por unos salarios evidentemente bajísimos, pero no conocen otra manera de ganarse la vida y es lo que les dá para vivir.
Debiamos pasar al otro lado de la montaña cruzando un rio sobre una pasarela larguísima donde Min nos avisó que fueramos despacio pues se movia mucho.
Justo de frente venia un grupo grande cruzando y nos tocó esperar. Resulta que era un grupo de españoles de varias ciudades que estaban en Nepal haciendo unos cursos de cuencos tibetanos y se disponian ahora a hacer un trek de 4 dias. Entre ellos una catalana, Carme, de Planóles. Cuando nos tocó pasar a nosotros nos depedimos de ellos.
Pasamos junto a unas cascadas y unos torrentes de agua donde en un cobertizo habian montado un molino para moler los cereales, y que por un sistema de depósito hacia que no hiciera falta que nadie estuviera ahí pendiente de ello.
Pasamos un buen rato andando junto al rio a pies del pueblo de Gandruk, por unas esplanadas verdes increibles y con las montañas nevadas de fondo.
Entrando ya en Landruk, donde parariamos a comer, vimos a unos chicos jugar sobre un tablero con unas fichas; le preguntamos a Min y nos explicó que se llama Carrom, y es una especie de billar americano pero jugado con fichas como las damas, un juego muy popular en todo Nepal.
Nos cruzamos luego con un señor mayor del pueblo que se puso a hablar por señas con Min, pues el señor era sordomudo. El hombre era muy simpático y nos explicaba que llevaba en su bolsillo un tirachinas para auyentar a los monos que se acercaban al pueblo a comerse los cultivos. Mientras estavamos allí Carol tocó con la pierna sin querer unas ortigas sobre las cuales Min ya nos habia advertido de lo peligrosas que eran. Todo e ir con pantalón largo, la irritación le llegó a la pierna y Min en un segundo cogió unas hierbas, parecidas al perejil, que habia allí mismo y se las refregó a Carol por la pierna...mano de santo al rato ya no tenia ni picor ni apenas señal, mientras el señor mayor nos decia por gestos que otro buen remedio para ello es aplicarse mocos en la zona, jajajaja....Min nos confirmó que era cierto.
Pasamos junto a unos bloques de piedra que nosotros nos pensábamos que eran unos pequeños templos, pero Min nos explicó que eran tumbas. La verdad es que estaba siendo de gran conocimiento todo lo que Min nos explicaba.
En el descanso de una fuerte subida paramos en un pequeño bar donde estaba sólo el dueño. Min lo conocia de haber pasado otras veces y estuvieron conversando. El señor al oirnos hablar en catalán nos confundió, como muchos otros, por italianos, pero al decirle que de Barcelona ya nos dijo alguna palabrilla en castellano.
Bromeamos con él porque nos preguntó la edad, si teniamos niños, etc, y al preguntarle lo mismo nos dijo que él tenia 7 mujeres viviendo en Pokhara y 23 hijos, no muchos !!!, jajaja...sabiendo que era mentira nos reimos mucho con él.
Al poco legamos a Deurali, un pequeñísimo enclave en el camino con dos guesthouse solamente, pero situado en un lugar privilegiado: desde un lado se puede ver el valle de Pokhara, la ciudad y el lago, y por el otro las montañas del Himalaya.
Fué el lugar más sencillo y básico donde nos alojamos en todos los días, pero la dueña fué un encanto con nosotros, siempre riendo y se portó genial.
La ducha no tenia agua caliente, pero enseguida le dieron a Carol un cubo lleno con agua hirviendo que debia usar a base de cazos, rústico pero efectivo.
Antes de cenar estuvimos charlando con un rumano que estaba alojado en el otro guesthouse. Todo un personaje que nos explicó que el año pasado estuvo en España de vacaciones , donde llegó en moto procedente de Rumania después de atravesar media Europa. Ida y vuelta en 26 dias durmiendo en tienda de campaña.
Cenamos en un pequeño comedor con estufa de nuevo a la luz de las velas y una pequeña bombilla. Al rato Min y los dueños vinieron al comedor con nosotros, junto al chavalín que les ayuda con el negocio y un vecino que estaba bastante alegre de beber.
Alrrededor de la estufa estuvimos charlando con la mujer que sí se defendia en inglés y hasta en cosillas en castellano, mientras su marido, el nene y el vecino no hablaban más que nepalí. Aún y así nos reimos mucho haciendo bromas, que la mayoria de veces le tocaba traducir a Min.
Resulta que en un monento de la charla los otros chicos que se alojaban debieron cerar una puerta de madera que sonó muy raro y a Carol le pareció como si hubiera sido el bramido de un búfalo, lo comentó en voz alta y la mujer dijo que es que habia una familia de búfalos alojados en la habitación de al lado nuestra.
Nos reimos un montón y le propusimos aue cambiara el nombre del guesthouse por el de Búfalo Ghuesthouse..jajaja...
Pasamos una velada genial rodeados de gente local en un ambiente amabilísimo donde la mujer sólo hacia que decirnos que mientras estuvieramos allí eramos parte de su familia. Aquel momento nos encantó!!!.
Día 6: Deurali ( 2100m. ) -Dhampus ( 1650m.). 4 horas
Amaneció un día radiante de sol y Min lo primero que hizo es subirnos a un montículo detrás del pueblecito para que vieramos las montañas: el Anapurna Sur y el Machapuchre, increible imagen, por un lado, así como el Annapurna II, III y IV por el otro.
Desayunamos en la terraza con un solecito magnífico y mejores vistas. Junto a nosotros desayunaba una chica que tenia un pequeño restaurante al lado del hostel y junto a ella su niño de 3 añitos. Empezamos a charlar sobre de donde eramos, que ruta habiamos hecho, etc. El crio que era monísimo iba soltando, de manera alucinante, pequeñas frases en inglés y en francés, nos reimos un montón con él. Le dije que si se esperaba dos minutos le hacia un regalo, me dijo: yes, yes, ok, ok...mientras me levantaba el pulgar, nos partimos de risa.
Me puse a hacerle con un trozo de papel una rana de papiroflexia, algo que aprendí hace muuuuchos años en el cole y que nunca se me ha olvidado como hacerlas. Allí estubo atento mientras la hacia, y al acabar le enseñé como hacerla saltar...menudo susto se dió, se creyó que era de verdad, jajaja..hasta que su madre le enseñó que era de papel y que no hacia nada. Entonces ya se puso él a hacerla saltar y me pidió que le hiciera otra.
Nos acabamos haciendo una foto y la madre me dió el mail para que se la enviara.
Nos depedimos de toda aquella gente estupenda, que en un entorno muy sencillo, nos hizo sentir como en casa.
La etapa de hoy iba a ser más corta, pero no por ello menos espectacular. La primera parada fué en el Australian Camp, un complejo de varios guesthouses en un lugar con una de las mejores vistas de los Annapurnas. Y por fín tuvimos la suerte que el tiempo nos acompañara!!!.
Al llegar al mirador nos encontramos con una imagen difícil de olvidar, 360 grados a nuestro alrrededor: en frente la cordillera de los Annapurnas, a nuestra izquierda montañas y bosques, a nuestra espalda un valle precioso lleno de campos de cultivo y a nuestra derecha Pokhara y el lago Fewa. Y sobre nuestras cabezas un cielo azul sobre el que volaban unos buitres a escasos metros.
Nos hicimos un montón de fotos, como la ocasión requeria, y nos costó irnos de allí, pero las caprichosas nubes empezaron a tapar las montañas, momento en que empezamos a bajar hacia Dhampus.
Y que bajada!!!!... escalones a miles, pasando por campos muy bonitos con casas preciosas y artesanales pajares nos llevaron hasta la carretera general, punto y final de nuestro trek.
Con Min habiamos acordado volver a Pokhara en bus local, pues era mucho más barato que el taxi, y le pareció genial. En seguida paso uno, lo paró y nos subimos los tres a la parte posterior. La música sonaba a tope y la decoración interior era total.
Pasando por unas casas vimos una boda y Min nos explicó muchos detalles de como se deciden casar los novios, las tradiciones, etc...interesantísimo.
En un plis llegamos a Pokhara y de ahí a nuestro hostel. Min habia llamado el día antes para que nos guardarsn habitación en el mismo sitio que estuvimos al llegar.
Y tocó despedirnos del que durante seis dias ha sido nuestro guia en el trek. Nos dió su mail para enviarle unas fotos y así estar en contacto. La verdad es que fué una suerte ir con él y creemos que el también ha estado muy bien con nosotros.
La experiencia ha sido increible estos dias, sentirte dentro de un lugar tan emblemático y rodeado del espectáculo de paisajes y gentes te hace llenarte de vida.
A mí en muchos momentos me ha recordado mis dias por el Camino de Santiago, donde ciertas rutinas diarias: hacer la bolsa, prepar las botas, planear el día, disfrutar de la naturaleza, se han parecido, pero sin desmerecer ni a uno ni a otro, y quizás por encontrarme en un país tan lejano, a mí esto me ha parecido único!!!.
Me queda la espinita de no poder haber subido hasta el Campo Base, nos quedamos a dos o tres etapas de ruta, pero quien sabe si en el futuro podremos venir a hacerlo, seguro que sí!!!.
No es un trek fácil en algunos puntos si no tienes cierta preparación física, y hay quien en momentos ha pensado: que hago yo aquí!!!, esto no es para mí!!, pero que pasados los días se ha dado cuenta del privilegio de poder haber andado por estas montañas, haber vivido grandes momentos y llenar tus ojos de imágenes que no se olvidarán nunca. Y aún y así hay que reconocer que Carol ha sido una valiente ante tal esfuerzo.