Despertábamos el día 20 de Junio con la ilusión de tener por delante uno de los platos fuertes de Indonesia: navegar durante 4 días desde la Isla de Lombok hasta la Isla de Flores.
Nos recogieron en la puerta del hotel, pasamos a por un par de chicos más en el pueblo y nos llevaron al puerto de Bangsal, donde salia nuestro tour. Paramos primero en un bar donde se encuentra la oficina de la compañia del barco.
Allí nos juntamos un buen grupo que a la postre nos dividirian en dos barcos, no sin antes hacernos un resumen del plan para los 4 días y pasarnos un listado para que pidieramos la bebida extra a consumir en el trayecto, pues agua sí nos entraba.
Siendo casi las 12.30 de la mañana embarcamos, junto a 16 compañeros, el guia y 4 trabajadores del barco, bueno y el hijo del capitán, un crio de unos 9 años monísimo pero tremendamente timido. Un bonito sol brillaba en nuestra partida mientras hicimos una primera inspección del barco, sencillo pero práctico.
En la parte de proa una pequeña zona donde estar sentado al sol, en el interior una cabina con asientos donde se hacia la vida común y comiamos, la sala de mandos del capitán, un par de cabinas privadas para dos ( bastante cochambrosas) y en popa la cocina y el aseo. En la parte de arriba el deck, el dormitorio común donde unas colchonetas fueron nuestras " mullidas camas" durante 3 noches.
Tras colocar nuestras cosas y ya en plena navegación empezamos todos a ubicarnos en aquel espacio, mientras unos salian al sol otros se sentaban a la sombra admirando el paisaje que nos rodeaba: agua por todas partes y el horizonte de la costa norte de Lombok a nuestra derecha. Empezaron las primeras conversaciones entre los miembros del barco, una verdadera cumbre internacional: tres chicos y una pareja ingleses, dos holandeses, dos chilenas, una pareja alemana, un danés, dos chicas francesas, otras dos suizas y nosotros dos.
Con las dos encantadoras chicas chilenas ya habiamos empezado a hablar en el bar del puerto: estában unas semanas de vacaciones por Indonesia después de haber estado trabajando unos meses por Nueva Zelanda, donde tienen previsto volver en breve. Fueron nuestra oportunidad de poder hablar algo de castellano, además de pequeñas frases con algunos compañeros más de viaje, entre ellas una de las chicas suizas que estubo de Erasmus en Valencia y se defendia bastante bien en nuestra lengua.
Estas dos chicas suizas, muy guapillas y habladoras las dos, fueron las primeras con las que compartimos la tarea de repartir la comida, y finalmente así fué cada día, además se convirtieron en bastante líderes del grupo a la hora de tomar decisiones, pero cabe decir que con muy buenas maneras y saber hacer.
Las cabinas privadas las ocupaban una pareja alemana por un lado y un chico holandés por el otro. La pareja era muy divertida, ella gran conversadora y él no paraba de reirse con todo. El holandés, un tiarrón muy guapo, siempre con una sonrisa y una cerveza en la mano, muy correcto y educado.
Los chicos que vinieron con nosotros desde Senggigi en la furgo, uno danés y otro holandés, altísimos los dos, eran grandes viajeros y conversadores.
El trio inglés hacian mucha piña entre ellos, tragaban como limas y gustaban de hablar con todo el mundo.
De la otra pareja inglesa, muy jóvenes los dos, no podemos decir gran cosa, no solian hablar mucho con el resto del grupo, quizás por timidez.
De las dos chicas francesas una no sabia mucho inglés por lo que apenas hablaba más que con las suizas y la otra estubo bastante mala por el movimiento del barco y pasaba muchos ratos acostada arriba.
Con nosotros todo el mundo se portó superbien, además eramos los abuelos del grupo y la gente alucinaba con nuestro gran viaje.
Nuestra primera comida a bordo fué la prueba de fuego de mantener el equilibrio en el barco. La tripulación puso una colchoneta en el suelo, las bandejas de comida, platos cubiertos y a repartirnoslo nosotros....formamos un pequeño grupo para servirla, sentados en el suelo para no movernos mucho, mientras cada uno buscaba el mejor lugar para que su plato no cayera al suelo.
Tras unas horas de navegación, donde pasamos cerca de varias playas y pudimos ver el volcán Renjiani, el más alto de Lombok, paramos para darnos un baño y poder refrescarnos.
Al rato paramos en Sugian Bay, el último tramo habia sido muy movido por el estado de la mar, hubo gente que ya no cenó, las biodraminas empezaron a correr así como los primeros vómitos....los abuelillos sin problemas disfrutando de la puesta de sol.
A eso de las 10.30 de la noche el guia nos dijo que nos volviamos a poner en marcha, que dado el estado de la mar y que al día siguiente madrugábamos era mejor irse a dormir, la mayoria así lo hicieron, pero con uno de los holandeses y el chico alemán nos quedamos un ratillo más de charla.
La noche fué movida, pero bien movida...ibamos de un lado a otro sin parar y el ruido y vibración del motor no fueron los mejores aliados para descansar.
A eso de las 6 de la mañana empezamos a navegar por aguas más calmadas y más despacio, miré por las cortinillas del deck y ví la salida del sol. Bañador, nuestro uniforme de cada día, y abajo a ver que se cocia, habiamos llegado a Moyo Island.
Tras el desayuno, pancake de platano la comida más floja del día y mientras aún nos desperezábamos, el guia nos explicó el plan: saltariamos del barco para hacer snorkel de camino hasta la playa, allí dejariamos los equipos y en una caminata de unos 15 minutos llegariamos a una cascada de agua dulce. Total que a las 7.30 de la mañana nos enfundamos las gafas y el tubo y al agua a snorkelear, vaya madrugón!!.
Vimos un fondo marino muy bonito con corales y peces de todo tipo antes de llegar a la playa. Caminamos por un sendero cruzando un riachuelo un par de veces. Al llegar a la cascada nos encontramos a la gente de los otros dos barcos con los que hemos estado navegando a la vez desde ayer que se iban. El lugar era bonito, tampoco algo extraordinario, pero nos dejó saborear un baño de agua dulce por primera vez desde que salimos ( y la última). Nos hicimos unas fotillos y volvimos un grupillo hacia la playa para hacer más snorkel mientras venian el resto.
Tras otro rato de navegación, con aguas más tranquilas, llegamos a Satonda Island. Allí el proceso fué el mismo, saltamos, hicimos snorkel un rato hasta la playa y luego fuimos con el guía por un sendero hasta un lago de agua salada que hay en el interior de la isla. Nos sorprendió lo grande que era y lo caliente que estaba el agua. Tras un baño, vuelta a la playa, nadar hasta el barco y a seguir camino.
El resto del día, y de la noche, fué ya navegar sin descanso, pues nos quedaba un buen tramo hasta la siguiente parada a la mañana del día siguiente. Tras la comida la parte delantera del barco fué el punto de encuentro de casi todos, el sol nos acompañaba y las cervezas corrian ligeras ( nosotros con nuestro agua y nuestra cocacola) entre conversaciones y risas...heramos un buen grupo y muy bien avenidos.
Con la ayuda del capitán y su hijo intentamos pescar algo usando el sistema que habiamos visto en el ferry de Bali a Lombok, pero no hubo suerte.
Pero llegó, al igual que el día anterior, la mala mar, no sin antes poder disfrutar de una preciosa puesta de sol. Cuando empezó la " marcha" hubo gente que ya optó por tomarse las pastillas y subir al deck mientras el resto aguantábamos las embestidas como podiamos, con salpicones de agua por todos lados. Carol y yo lo llevamos genial mientras vimos otros que con sus caras no disfrutaban de la misma manera, nos entró la risa ante la situación.
Aquella noche la cena fué de risa...mantener el equilibrio era cosa de profesionales, por lo que cenamos como pudimos,...bueno hubo quien ya no cenó, los estómagos se giraron para varios.
Bajo aquel movimiento y un cielo maraviloso lleno de estrellas pudimos ver como al pasar el barco el agua desprendia el brillo del plácton. Cuando nos dimos cuenta estábamos solos, todo el mundo se había ido a dormir!!!. El capitán nos miraba como diciendo: vaya con la juventud, todos afectados por el mareo, jajaja. Nos fuimos a dormir siendo las 8.30 de la tarde!!.
Aquella noche empezó como la anterior, pero de madrugada notamos que habiamos parado en algún lugar y eso nos hizo descansar mejor.
Las primeras luces hicieron que me despertara y bajé el primero a ver la salida del sol. Se unieron Melanie y Cony, una de las suizas y las chilenas...fué una pasada ver el amanecer navegando. Nos tomamos un café mientras empezó a aparecer el resto y el desayuno.
Seguiamos teniendo un mar movidillo y el agua entraba salpicando hasta la zona común haciendo el suelo muy resbaladizo, y al final pasó lo que tenia que pasar: uno de los chicos ingleses se resbaló, picó de cabeza y se abrió la ceja. Nos dimos un buen susto, el guia y el capitán más. Junto a Camile y Melanie lo atendimos parando primero la hemorragia, por suerte una de ellas era enfermera e iban preparadas con un buen botiquín, incluidos puntos de papel. El pobre muchacho, ya de por si muy blanco, estaba como la pared y muy mareado, pero tras un rato de descanso, frio en la zona para que no se inflamara y algún medicamento se encontró mejor.
El paisaje de esa mañana habia cambiado mucho, teniamos más islotes y más cerca, playas preciosas de arena blanca y dorada, así como aguas turquesas. Llegamos a Lava Island donde fondeamos en una playa de esas de película con un agua increible. Bajamos e hicimos snorkel hasta la playa, pero nos llevamos una gran decepción: el fondo marino estaba lleno de basura!!!. La mano del hombre y la presencia de barcos cada día han dejado huella en un lugar precioso, una pena de veras, sino se cuida en unos años será una zona muy dañada.
Ya en la playa el guía nos ofreció dos opciones: seguir haciendo snorkel por allí o subir a uno de los montículos de la isla a ver las vistas, un camino no muy largo pero sí muy empinado.
Carol lo tuvo claro, se quedaba en el agua, yo tambien, subia arriba, jajaja. Junto con la mayoria del grupo empezamos una ascensión que a los pocos minutos ya nos dió el primer regalo: unas vistas increibles, pero aún quedaba por subir.
Ya arriba, con una vista de 360 grados, tuve delante uno de los lugares más bonitos e increibles que he visto nunca; ya sé que es una frase muy repetida durante este viaje, pero aunque sea repetitiva no puedo dejar de usarla.
Una sucesión de islotes hasta donde la vista nos llegaba donde el verde de las montañas se une con el turquesa de un agua cristalina que cambia a un azul intenso cuando gana profundidad. Además el tiempo nos seguia acompañando con un buen sol...todo era perfecto.
Aquel lugar invitaba a sentarse, observar y pensar: que afortunados somos de poder estar viendo lugares así, muy afortunados!!!. Ya de bajada nos reunimos con Carol que se habia ido un poco más lejos de los barcos donde disfrutó de un buen snorkel entre peces y corales.
De vuelta al barco y tras comer nos paramos en el manta point, un lugar donde suelen haber mantas enormes, pero como la vida salvaje es caprichosa unos las vieron y otros no, una pena porque nos hacia mucha ilusión verlas..todo no puede ser, y eso que lo intentamos en tres zonas distintas, pero nada.
Aquella tarde llegamos hasta la ultima zona de snorkel del dia, la Red Beach ( playa roja), llamada asi porque su arena está mezclada con unas partículas de ese color que provienen de una especie de coral que se deshace con la fuerza del agua.
De ahí emprendimos camino a Kalong Island, donde hariamos noche, esta vez parados, bien!!!!.
Por el camino, de nuevo todos metidos en la proa del barco apurando los últimos rayos del sol, empezaron a correr las cervezas y nuestra cocacola. Estando de charla con Pati y Toby, los alemanes, una pareja muy divertida, nos dijeron que si queriamos una cerveza, al decirles que no él me dijo: ¿ un gintonic?...yo pensando que estaba de broma, como siempre, me dijo que ahora me lo preparaba, ¿ y eso?....llevaban una botella de ginebra que habian comprado en Las Gili y tonicas, osea que acabamos tomando gintonics y riendonos un montón antes de la cena...que grandes tipos!!!.
Cenar parados en una bahia con el agua en calma fué una delicia y eso hizo que esa noche, la ultima del barco, la gente estuviera más animada, osea que fiestaaaaaa!!!!.
La tripulación del barco puso unos megaaltavoces, una bombilla que hacia colorines y nosotros nuestra música. Hubo música para todos los gustos, los inlgeses más dance, las chilenas más latina y nosotros flamenquito!!!....
Dentro de ese ambiente tan divertido oimos que alguien habia saltado al agua..uno de los ingleses, pero lo mejor es que no sabemos porque pero cuando subió al barco iba en pelotillas!!!!.....las cervezas habian empezado a hacer estragos y los ingleses en un arrebato no sé porqué les dió por cogerme y tirarme al agua entre los 3, suerte que me dió tiempo a quitarme las gafas...luego ya empezó todo el mundo a saltar al agua, y uno de los 3, el de las pelotillas saltaba hasta por las ventanas, que loco!!!.
Dentro de la locura y el desenfreno acabamos todos los chicos, bueno casi todos, quitandonos los bañadores y saltando en pelotillas, lo mejor fué que al subir Pati nos los habia escondido. Al final algunas chicas también se bañaron, incluida Carol, claro!!.
Fué una noche muy divertida pero al día siguiente habia que madrugar, osea que a dormir.
Esa mañana Melanie me ganó al llegar primera a ver amanecer; al poco se unió la mayoria de gente, parecia que habia hambre.
Tras una breve navegación llegamos a Komodo Island donde ibamos a tener la primera oportunidad de ver a sus famosos habitantes: los dragones de Komodo.
Para verlos se hace un recorrido escoltados por los rangers del parque, nos aconsejaron hacer el recorrido mediano y nos dijeron que no seria fácil verlos pues habia empezado la época de apareamiento y suelen irse isla adentro.
Pues seria que la diosa fortuna se alió con nosotros ese día pues vimos 7 en total, algo muy extraño según nos dijo el guia, más cuando al cruzarnos con la gente de los otros barcos nos dijeron que tras una caminata de más de una hora no habian visto ninguno.
Los pudimos tener muy, pero que muy cerca, observarlos con calma y aprender cosas sobre ellos. Son grandes cazadores y su forma de matar a sus presas es a base de hacerles un mordisco; su boca contiene montones de bacterias, algo que provoca la infección de las heridas y la consiguinte muerte. Mientras tanto siguen a sus víctimas durante dias o semanas, ya sean búfalos, ciervos o aves salvajes.
En la zona vimos también algunos animalillos más, todos salvajes y en una colina unas vistas de la zona donde nos hicimos algunas fotillos, entre ellas unas de los Honey Moon ( luna de miel), un cachondeo de estos dias.
Tras la visita volvimos al barco camino de Rinca Island, donde vive otra comunidad de dragones. Allí de nuevo hicimos una caminata pero donde vimos más fué justo al lado de la cocina de los rangers, allí los animales se acercan al olor de la comida.
Durante el paseo pudimos ver una zona llena de agujeros, donde las hembras ponen los huevos y nos explicaron que desde que nacen las crias viven solas y suelen vivir subidas a los árboles para defenderse de los depredadores hasta que tienen un poco más de un año de vida. Por suerte pudimos ver a una cria, pero andando por el suelo.
Subimos también a una colina donde vimos un paisaje muy bonito de bajo bosque y palmeras, y de nuevo foto de grupo.
Tras la comida hicimos la última parada para un baño y un ratillo de snorkel, el último del tour, muy bonito lugar donde vimos dos peces León, una especie venenosa pero muy bonita.
Y como todo tiene su fín, el tour también...llegamos al puerto de Labuan Bajo, capital de la Isla de Flores. Habian sido unos dias increibles, donde hemos disfrutado mucho y hemos viajado de manera diferente. Ha valido mucho la pena.
Tras comprar los billetes para volver a Lombok, nos reunimos con la mayoria de gente en el hostel donde pasariamos esa noche. Tras una merecida ducha para quitarnos la sal acumulada quedamos todos para cenar juntos. Tras una dieta donde el arroz y las verduras tuvieron pleno protagonismo, llegó el momento de la pasta, la pizza y las hamburguesas...las cervezas también claro.
Ya en el hostel tocaba descansar antes de emprender el camino de vuelta, 24 horas entre buses y ferrys, donde las chicas francesas nos acompañarian.
Quedamos para desayunar e ir juntos al ferry, Camile, Melanie, Pati y Toby se levantaron pronto y nos pudimos despedir de nuevo de ellos, un encanto todos.
Ya en el primer ferry y tras esperar dos horas a zarpar nos pusimos de camino. Fueron casi 6 horas de navegación donde intentamos dormir todo lo posible. Ya en la isla de Sumbawa nos esperaba un minibus hasta Bima, allí nos tocó esperar unos 45 minutos a coger el siguiente bus. Allí nos encontramos con el señor de la agencia que organizaba los asientos, un hombre pequeñito pero muy gracioso con el que nos reimos un montón; las chicas francesas sacaron unas galletas, le ofrecieron y el nos dijo que mojadas en su café estaban muy ricas, que podiamos hacer lo mismo. Como eramos grandotes nos dijo que nos iba a cambiar a unos asientos del final que eran más grandes y anchos, algo que fué verdad, eran enormes... Cuando le dijimos que ibamos a estar dos meses por Indonesia se puso muy contento porque estabamos visitando su país y nos acabó dando un abrazo a los 4, un hombre encantador.
En ese bus dormimos un montón, a pesar del frio del aire acondicionado y que a la 1 de la mañana paramos a cenar, includo en el precio del bilete. Cuando llegamos al ferry para cruzar a Lombok, nos bajamos para subirnos de nuevo en él al atravesar el estrecho. Con el mismo bus llegamos a Mataran, donde en un bemo compartido con las francesas llegamos al hostel de Senggigi donde teniamos reservadas dos noches para descansar antes de seguir descubriendo Lombok.