Como todo no va a ser trabajar, que lo hacemos y muy agusto, aprovechamos dos mañanas para conocer lugares interesantes de Bikaner.
En la primera Yogi, manager y dueño del hotel donde estamos de voluntarios, nos acompañó en su coche, con aire acondicionado!!!, hasta el Templo de Karni Mata, a unos 3o kilómetros de Bikaner.
Llegar hasta allí supuso tener por el camino una visión muy directa de lo duro que es vivir en el desierto. En épocas de lluvias en India aquí apenas cae agua y la mayoria que tienen proviene de varios pozos y de canalizaciones donde la traen desde más de 300 kilómetros.
El templo en sí no tiene mucha revelancia arquitectónica ni vale mucho fuera de la fachada principal de mármol y sus puertas de plata, pero es muy conocido por la cantidad de ratas que habitan en él,...sí, sí, ratas a montones.
Dedicado a la diosa hindú Durga, cuentan que las ratas llevan allí viviendo más de 600 años y son muy veneradas. Hay gente que cree que las almas de los seguidores de esta diosa se reencarnan en ratas, y de ahí la cantidad de ellas que hay. Lo cierto es que por allí pululan sin problemas entre los pies descalzos de devotos y visitantes.
Dicen que sí te salta una por encima del pié o consigues ver alguna de color blanco tendrás buena suerte, y nosotros pudimos ver perfectamente a una blanca....genial!!!!.
Acabada la visita regresamos a comer al hotel y por el camino Yogi nos fué contestando a nuestras preguntas sobre la zona y la forma de vida del lugar. Es un gran conocedor y divulgador de la cultura hindú y concretamente de esta zona, por lo que fué muy interesante.
Al día siguiente, y tras el desayuno, nos fuimos, esta vez por nuestra cuenta a ver algunas zonas de Bikaner. Con un tuctuc nos acercamos hasta la Kote Gate, la entrada al bazar. A esa hora de la mañana había un buen bullicio de gente arriba y abajo, por lo que nos adentramos por las pequeñas callejuelas del centro, entre paradas de un mercado de frutas y verduras. Conseguimos tambien de esta forma resguardarnos del sol y el calor que estos días está dándole muy duro con máximas de 40 a 43 grados.
Hay que ver como nos gusta movernos por sitios así, lo que se descubre y aprende, a la vez que ves las caras de sorpresa que ponen por ver extranjeros por allí.
Nos llamó mucho la atención la cantidad de gente cosiendo en plena calle, todos hombres, mientras otros teñian la ropa en ollas al fuego de leña con tintes de colores naturales. Nos pasamos un buen ratillo chafardeando como lo hacian.
Nos metimos por otra zona, está vez algo más ancha, donde habian montones de comerciantes de especias y jabones naturales, pero ahí nuestra atención se centró en ver como los transportes de las mercaderias la hacian carros tirados por camellos, por algo estamos en zona de desierto, jajaja...
Es habitual verlos por la ciudad y le dan un toque muy especial, además muchos van engalanados y sobre el pelo del lomo les hacen dibujos.
Finalmente llegamos hasta el fuerte de Bikaner, que curiosamente no está situado sobre un cerro o colina como la mayoria del Rajastán y que se conserva en magnífico estado.
Con nuestras entradas de estudiantes, 50% de descuento, nos adentramos a visitarlo prácticamente en solitario, lo cual le dió un aspecto más auténtico al lugar.
Dentro de la zona amurallada y durante varias épocas distintas se han ido construyendo varios palacios y edificios. Pudimos visitar muchas salas y habitaciones con unas pinturas preciosas en techos, columnas y puertas; patios amplios y una azotea con grandes vistas de las murallas, los jardines y la ciudad.
La ultima parte reune una colección de armas muy extensa, así como una gran sala con un trono de madera de sándalo y unos techos y paredes preciosas.
Por último una enorme estancia alberga mobiliario y algunas curiosidades como por ejemplo una avioneta de la primera guerra mundial que el ejército inglés regaló al Marajá del momento por su apoyo en la Primera Guerra Mundial.
Al salir del fuerte nos encontramos un grupillo de gente intentando hacer volar unas cometas, lo mejor de todo la elegancia de algunos de ellos, genial!!!.
Siendo ya el mediodia y tras picar unas cosillas en un puesto callejero volvimos de nuevo al hotel.
Han sido dos mañanas interesantes y que nos han hecho conocer algo más de la poco turística Bikaner.
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