lunes, 24 de agosto de 2015

Acabando la ruta por el norte del país.


Nuevamente una mañana que empezó con un tímido sol empezó a ser cubierto por nubes hasta quedar un día gris. Tras comprar unas cosillas que nos hacian falta pasamos por la biblioteca del pueblo, esta vez sí que dentro, a cargar las baterias y conectarnos al wifi.

Estando allí la mañana gris pasó a ser un vendaval y agua para regalar, con lo que viendo el plan decidimos alargar la estancia a cubierto.





Cuando despejó un poco y tras comer nos fuimos a vaciar y llenar depósitos antes de empezar la travesia de carretera de hoy. Queremos pasar los últimos dias visitando los Northlands, la larga península que va más al Norte de Auckland y para ello tuvimos que hacer un largo trayecto y así ganar algo de tiempo.

El camino nos ofreció de todo: lluvia, viento, sol, arcoiris...y muuuucho tráfico, algo a lo que no nos habiamos enfrentado en el periplo de estas semanas. Unos 40 kilómetros antes de llegar a Auckland empezamos a ver retenciones en el otro sentido y ya casi entrando a la ciudad, que atravesamos entera por una autopista, nos tocó a nosotros la caravana, nada escandaloso pero caravana al fin y al cabo.

Atravesando la gran ciudad, la más poblada de Nueva Zelanda, vimos su zona centro con grandes edificios, el puerto así como un enorme puente de hierro que cruza por encima del mismo. Al rato nos topamos con un pequeño tramo de auotpista de pago, el segundo que vemos, pero cogimos la alternativa gratuita, como la mayoria de gente, jajaja...

Y de esta manera llegamos, siendo ya de noche, a Kaiwaka; pequeñita población en la que pasaremos la noche en el parking de su zona deportiva, donde dejan pernoctar a las autocaravanas gratuitamente ( aunque un letrero comunica que se aceptan donaciones). Cuando llegamos justo acababan unos niños su entreno, se apagaron todas las luces de los campos de deporte, se fueron en los coches con sus padres y allí nos quedamos solitos.

Fuimos a inspeccionar donde estaban los baños, que se encontraban un poquillo lejos junto al gimnasio aún con luz, cuando vimos llegar a otra campervan como la nuestra pero que aparcó allí mismo. Nosotros volvimos a la nuestra y a cenar.

Mañana, si el tiempo nos lo permite pues está un poco revuelto, subieremos hasta la Bay of Islands, una costa de playas de arena blanca.



Entre nubes y claros frente a unas pistas de tenis y un campo de rugby nos levantamos prontito en Kaiwaka pues teniamos mucho que ver por delante, entre ello algunas de las mejores playas, islotes y bahias de las más de 100 que hay en la zona.

La primera parada debia haber sido en unas cascadas camino de las playas pero entre unas obras y la lluvia no vimos el desvio y las dejamos atrás, de todas formas ya hemos visto muchas. De esta manera llegamos a Uretiti Beach, una playa de arena blanca de 13 kilómetros de longitud. Paramos primero hacia la mitad de ella para ver hasta donde nos daba la vista a izquierda y derecha desde la pequeña altura de alguna de las dunas que hay junto a la playa.





De todas formas no sabemos si nos sorprendió más la longitud de la playa o los islotes y las penínsulas que habia a lado y lado. Nos acercamos después hasta la pequeña población de Ruakaka donde finaliza la playa en uno de sus extremos; desde allí imposible ver toda su longitud. Allí vimos a los particulares Ostreycatchers caminando por la arena.




Rodeando el puerto natural de Whangarei y cruzando un puente levadizo sobre un canal tomamos la carretera dirección Whangarei Heads. Llaman heads ( cabezas) a los brazos de tierra que entran sobre el mar y es que la costa es totalmente abrupta y no hay ni una linea recta.





Fuimos hasta donde la carretera acababa, justo cerca del final de ese Head, que correspondia a la Ocean Beach, y es que por delante ya no quedaba más que eso, el Océano. Una playa que en verano es muy frecuentada por surferos y que ahora siendo invierno aún hay quien se atreve a ello.







Atravesando unas pequeñas dunas, protegidas como todas para mantener flora y fauna, llegamos a una coqueta playa, al final de la cual y subiendo, ahora sí, unas dunas más altas llegamos hasta la siguiente playa, esta mucho más larga e igualmente bonita. Tras unas fotos entre dunas camino de regreso bajo el sol, lo cual nos ayudó a ver las diferentes tonalidades del agua por las diversas bahias que pasamos.




De nuevo atravesando Whangarei cogimos una carretera de las que llaman escénicas para hacer un circuito circular. Aquí empezó la tarde de los colores en el cielo, pues no paró de lloviznar y salir el sol de manera alternativa, con lo cual pudimos ver hasta 4 veces diferentes el arcoiris, un par de veces saliendo desde el mismo mar y otra vez uno doble completo.







El primero nos pilló dentro del coche, pero el segundo justo cuando llegábamos a un mirador junto al puerto de Tutukaka. En el pueblito de Matapouri paramos también a ver la playa; toda esta zona es muy turística y concurrida en verano, pero en esta época y entre semana hace que las casitas estén la mayoria cerradas y en ola playa es difícil coincidir con alguien, lo cual para nosotros es un lujo...todas para nosotros. Esta playa nos gustó mucho, muy recogida entre rocas y con casas que tienen su propia escalera para bajar hasta la arena donde vimos a un osteycatcher en plena faena sondando bajo la arena con su largo pico hasta que sacó una almeja enterrada, la abrió y se la zampó, vaya maña. Empezó a llover y nos fuimos hacia el coche.

Cuando llegábamos a Wolleys Bay nos llamó la atención una playita y aprovechando que salia el sol fuimos a verla; allí tuvimos triple sorpresa: por un lado una playa realmente preciosa, la mejor del día, por otro un enorme grupo de gaviotas de las de patas, pico y ojos rojos que tanto hemos visto por el país de Sur a Norte y con las que jugamos un ratillo a hacerlas levantar el vuelo y tercero y más impresionante un arco iris completo y doble que empezó en el mismo agua en la misma playa donde estábamos, alucinante de bonito. Las rocas que habia en uno de los lados, la marea que bajaba dejando pequeñas piscinas naturales y todo lo anterior hizo que nos gustara tanto. Al subir a la campervan después de ver sitios que nos gustan tanto siempre decimos lo mismo: estaria genial vivir una temporada en un sitio así.






Sandy Bay fué nuestra última parada playera del circuito, que siendo muy bonita también no nos gustó tanto como la anterior. Aquí empezamos a ver una prematura puesta de sol ya que las nubes empezaron a cubrir el sol hasta dejarlo bien escondido. Como no ,estando ya de regreso, empezó a llover de manera intermitente hasta llegar a Whangarei donde hicimos noche.



 Primero paramos un rato largo delante del Burger King, no a cenar sino a conectarnos al wifi, jijiji. Luego si fuimos a nuestro lugar de parada esa noche: el parking del I-Site ( oficina de información) con baños abiertos 24 horas; no es un lugar especialmente interesante por estar al lado de la carretera, pero es gratis.

Mañana última jornada por la Northland, aún un poquito más al Norte, pero no hasta el final, el Cabo Reigna, donde nos hubiera gustado llegar pero son muchos kilómetros de ida y vuelta y un montón de gasolina ya que la campervan gasta lo suyo. Lo que si haremos es bajar dirección Auckland por la costa Oeste, de esta manera cambiaremos paisaje.


Tras pasar la noche solos en el parquing al levantarnos ya habia bastante movimiento de gente así como coches aparcados, pero nosotros ajenos a todo seguimos nuestra rutina de desmontar la cama, colocar todo y desayunar.

Ya listos, paramos muy cerca, justamente en las Whangarei Falls, que toman el nombre de la ciudad pues el rio que baja es el Hatea. Por un circuito circular muy facilito y accesible a todo el mundo pudimos ver, solitos como muchas veces, primero la caida de 26 metros de la cascada desde arriba y desde un lateral, visiones tremendamente espectaculares, para luego bajar hasta nivel del rio y tenerlas de frente.






Aunque es un lugar muy frecuentado suponemos que al ser un jueves y por la mañana la cosa estaba muy tranquila, incluso de turistas.

Volvimos a coger dirección norte por la Scenic Route hasta llegar Kawakawa un pequeño pueblo con bastante población maorí ( de hecho la zona reune mucha gente de este origen) que es conocido por tener unos baños públicos muy famosos y particulares diseñados por el austriaco Hundertwasserl que aunque no sabiamos nada de él resulta que tiene diseños en ciudades tan diversas como Viena y Osaka. Los baños son una mezcla Gaudí-Dalí y dan personalidad a toda la población pues bancos públicos y fachadas de edificios tienen copiadas la idea.








De esta localidad sale también los fines de semana un tren turístico hasta Opua que en su primer tramo circula por el mismo centro de la calle principal entre los coches sin ningún tipo de protección. Aunque no lo vimos en marcha si pudimos visitar la estación, que como muchos otros lugares nos recordó a las pelis del viejo oeste americano.

Dejamos aquí la carretera principal para coger el desvio hacia el turístico norte de la Bay of Islands parando en Paihia, el centro neurálgico de la zona por su infraestructura hotelera y de restauración, además de ser salida de actividades por la bahia como pesca, vuelos en helicóptero, tours por los islotes,... A su vez desde aquí salen los ferrys hasta Rusell, al otro lado de la bahia, una hostórica población por ser unos de los más antiguos asentamientos de los primeros europeos que llegaron a este país, la primera capital del país y poseer la iglesia más antigua de Nueva Zelanda. Nosotros mientras comiamos tuvimos la vista de lujo de todo ello, bueno desde lejos claro. A destacar el tambien curioso baño público del lugar, aquí no sabemos que diseñador fué el artista, pero imaginación y valor no le faltó.







Seguimos un poquito más allá hasta Waitangi cruzando la desembocadura del rio del mismo nombre pensando que habia alguna cosa a ver, pero fuera de un museo de Historia y costumbres por haberse firmado allí en 1.840 el tratado por el cual los maorís cedian el govierno del país a la Corona Británica. Subimos un poco más la colina para ver las vistas de la bahia pero lo que encontramos fué otro de los innumerables campos de golf que hay por todo el territorio neozelandés.







Tras hacer una conexión de wifi gracias a la biblioteca de Paihia nos fuimos a acampar. Esta zona por su condición turística no tiene zonas de acampada libre "oficiales" por lo que fuimos a un camping que por 32$ los dos teniamos duchas con agua caliente, cocina, wifi ( 100 megas) y nos podiamos enganchar a la luz; además el sitio tenia una vistas privilegiadas a las Haruru Falls. Tras hacer el check in con el simpático dueño nos instalamos y directos a la ducha. Sólo eramos 3 campervans acampadas y al llegar tarde los demás ya estaban metidos dentro osea que pudimos disfrutar de una ducha caliente y laaaaarga.

Pese a no hacer nada de frio aprovechando que teniamos conexión a la electricidad nos dimos el lujo de poner el calefactor y estar en manga corta y chanclas, jajaja...hay que empezar de nuevo a familiarizarse con el calor que pasaremos en unos dias.

Esa noche el menú fué bien catalán: butifarra amb mongetes, todo y que fueran unas salchichas kiwis y las judias las típicas beans con tomate de los desayunos ingleses, pero nos sentaron de vicio.



Con el sonido de fondo de las cascadas nos fuimos a dormir siendo casi la 1.30h....es que el tiempo se nos va volando.


Con todo eso de ir a dormir tan tarde oviamente fuimos los últimos en levantarnos, es más cuando estabamos en ello la campervan de al lado ya se iba. Despertarse y tener las cataratas delante es empezar bien el día, aunque lloviznara, algo bastante presente estos últimos días.




Aprovechamos el wifi con la tablet que no habiamos usado la noche anterior y tras desayunar nos pusimos a mirar los vuelos para salir de Hawaii, y es que siendo allí temporada alta los precios estaban subiendo; de esta manera ya decidimos que en las islas ibamos a estar 2 semanas y luego volaremos a Las Vegas.

Aunque debiamos dejar el camping a las 10 el dueño ya nos dijo el día anterior que no habia prisa pues en esta época del año hay pocos clientes, osea que nos tomamos todo con bastante calma; además teniamos una jornada de esas de kilómetros por delante regresando hacia Auckland pero por la costa Oeste.

Kaikohe fué el primer punto donde paramos, objetivo uno hacer pis, como no, y dos conectarnos al wifi pues estamos esperando contestaciones de varios alojamientos en Honolulu. Por otro lado también estar en contacto con la family y amigos, más en un día donde empezaban las Fiestas de Dueñas. Es muy raro ver por fotos y videos a la familia y gente de mi peña, es la segunda vez en mi vida que no voy a estar en las Fiestas ( la primera fué hará cosa de 20 años como poco) y se extraña mucho no estar allí, de todas formas recibir mensajes y recuerdos de todos alegra mucho y yo llevo conmigo el pañuelo de La Cueva desde que empecé el viaje.



Seguimos la carretera dirección Oeste hasta llegar a Opononi, de nuevo estamos en el Mar de Tasmania, pero esta vez nos recibe la lluvia y las nubes. Aún y así subimos al mirador del South Head donde aprovechamos a comer y en un momento que dejó de llover y el sol salió tímidamente fuimos a dar una vuelta por allí. Preciosas vistas del encuentro del mar con el agua de la bahia rodeados de campos con vacas pastando en las alturas de los prados y en la punta que da a mar abierto los pequeños restos de lo que en su día fué una estación que señalizaba a los barcos que entraban hacia la costa. Allí un europeo ideó un sitema de mástiles, poleas y banderas con el que se comunicaba con los barcos marcándoles por donde entrar al puerto ya que la
fuerza del Mar de Tasmania en esta zona se llevó muchos navios por delante.








Desde ahí la carretera nos llevó a un cambio radical de paisaje de esos que el país nos ha ofrecido día sí y día también. Dejamos la costa para entrar en el bosque de Waipoua donde se encuentra la mayor parte de árboles kauris ( como los que vimos días atrás) que sobreviven en el país, los más longevos y grandes. El Tane Mahuta, o Dios del bosque , es el kauri que se conozca más longevo con una edad aproximada de 2.000 años y más de 50 metros de altura, increible estampa la suya cuando te pones delante, realmente impresiona. Vimos después las que llaman las Four Sisters ( las cuatra hermanas) no tan grandes pero sí curiosamente 4 ejemplares que nacen casi de la misma raiz. Alrrededor vimos montones de kauris así como por la carretera de camino, árbol emblemático para los neozelandeses y con el que se hacen las típicas máscaras maorís.








Empezaba a oscurecer y nos quedaba un buen tramo de camino osea que nos pusimos a ello. Mañana es el último día de alquiler de la campervan y a eso de las 4 la hemos de devolver, pero antes queremos ir a ver unas playas camino de Auckland osea que fuimos bajando hasta llegar a Kaiwaka, justo el mismo sitio donde dormimos hace unos días al empezar nuestro recorrido por los Northlands. Es el único sitio de acampada libre en muchos kilómetros por la zona y ya lo conociamos osea que nos vino perfecto.

Hoy sí que el día fué radiante, un domingo casi de primavera en que nosotros teniamos que poner fin a los días de ruta con la campervan. Bajamos un trozo por la costa oeste para poco a poco ir regresando hacia la este camino de una península al norte de Auckland.







El Gulf Harbour, un puerto deportivo con unos barcos de lujo rodeados de casas de veraneo estaba completo de kiwis disfrutando del soleado domingo y nosotros aparcamos junto al agua a comer con las vistas de la bahia y Auckland de fondo.






Y ya siendo primera hora de la tarde tocó ir a la city a devolver la campervan, se acabaron nuestros 35 dias junto a ella donde hemos recorrido 5.000 kilómetros entre las dos islas, el resumen es fácil: fascinante!!!.

Nos queda dia y medio antes de volar hacia Hawaii, el tiempo justo de ver algo de Auckland. Para alojarnos habiamos contactado por couchsurfing con Jon, un kiwi que amablemente nos alojaba en su casa en la que viven además una pareja chilena.

Cuando ibamos camino del centro nos lo encontramos en una esquina, venia él en el bus y se bajó creyendo que dos guiris que arrastraban las bolsas por el centro de la ciudad eramos nosotros, jajaja.

Fuimos así hasta su casa donde conocimos a Viviana y David, una encantadora pareja que están aquí trabajando. Los tres nos recibieron extraordinariamente y nos hicieron sentir como en casa, y tras una  buena charla medio en inglés medio en casyellano nos prepararon una riquísima cena.

Mañana es dia de trabajo, para ellos, y acostumbrados a irse a dormir pronto les hicimos perder alguna horilla de sueño. Nosotros nos dedicaremos a dar una vuelta por la ciudad, el piso está supercéntrico, y ya les hemos dicho que les prepararemos la cena, es lo mínimo que podiamos hacer.

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