jueves, 6 de agosto de 2015

Cascadas, faros del fin del mundo y fiordos.


Esa noche estuvo lloviendo a ratos y la mañana empezó más o menos igual. Encontramos a faltar ese solecito que nos acompaña en el desayuno y parece que te ayuda a empezar el día.

Sin perder tiempo nos fuimos hasta Surat Bay justo al lado de donde habiamos elegido dormir pero no nos dejaron; y tiene guasa porque de las cuatro casas del lugar dos son hostels que estaban cerrados y en las otras no vimos a nadie.





Nos adentramos en la playa tapados con 4 capas de ropa, el viento helador era terrible, lloviznaba y el mar rompia duro contra la costa y no sabemos si seria por el conjunto de todo que no vimos ni un león marino de los que suelen habitar allí, tan solo unas piedras en las que presuntamente hay fósiles de ballenas y delfines. Merodeando por la arena unos patos muy bonitos, que aunque no es lo mismo nos sirvió de consuelo.





Desde ahí volvimos a la carretera escénica del sur para visitar unas cascadas. La primera, la Purakaunui es una de las más famosas de Nueva Zelanda y típica imágen de calendarios, libros y carpetas. Tras un paseo de unos 10 minutos por un frondoso bosque llegamos a ella. Realmente bonita y con mucha agua, parece mentira que en poco rato hayamos pasado de la playa a una zona boscosa, esta es una de las maravillas de este país.






Por una pista local entre granjas y ovejas volvimos a la carretera principal para llegar hasta la segunda cascada del día, que realmente eran dos: la Matai y la Horseshoe, separadas apenas 3 minutos. De nuevo un paisaje increible en un bosque con unos árboles que su corteza parecia piel caida a tiras y unos helechos que son verdaderos árboles.





Volviendo de nuevo hacia la costa llegamos a Papatowai donde en su playa habitan también pequeñas colonias de pinguinos y leones marinos, pero hoy la suerte nos fué esquiva; de nuevo después de pasearnos toda la playa bajo viento, lluvia, sol...no hemos visto nada, sólo pajaros.

Siguiendo la costa el mirador de Florence Hill nos ofreció desde lo alto una vista alucinante de la Tautuku beach, una larguísima playa situada a tan solo 4.500 kilómetros del Polo Sur!!!. A su vez unos paneles explicaban que esa zona es claro ejemplo de la composición natural de la zona: bosques con siglos de historia que llegan hasta el mismo borde del océano, rios que lo atraviesan llegando al mar, fauna que habita y grandes ínsulas que forman las bahias.




Y como no hay dos sin tres nos desviamos de nuevo de la ruta para ir hasta Curio Bay, nuestra tercera oportunidad del día de ver fauna marina. Cuando llegamos descubrimos, que además aquella zona alberga unos de los mejores bosques fósiles Jurásico del mundo; una bahia enorme con formaciones rocosas de lado a lado, un mar batiendo con muchísima fuerza y claro, de fauna nada de nada. Almenos disfrutamos de las vistas y del lugar, del cual nos tocó salir corriendo al ponerse a llover.










Empezaba a caer la tarde y no nos queriamos perder la visita al Slope Point, el punto más al Sur de la isla Sur del país, sólo nos separaban unos 15 kilómetros, lo que no esperábamos es que fuese un camino de gravilla sin asfaltar, y aunque en buen estado nos hizo llegar ya bajo la puesta de sol, osea que nos tocó verlo desde el coche.





De todas formas el lugar tampoco tiene nada en especial, quizás nos soprendieron más los árboles que hay por allí, duramente castigados por el fuerte aire de la zona. El momento divertido de la tarde fué cuando conduciendo por la pista llegamos hasta un grupo de ovejas a pié de la misma y mientras que unas se fueron corriendo por los lados dos se quedaron delante nuestro corriendo durante bastante rato, jajaja...fué como un rodeo pero desde el coche.

Desde allí siendo ya la hora que era y casi de noche tocaba buscar refugio. Tras barajar varias posibilidades decidimos ir hasta el Waipapa Point, un alejado lugar con varios caminos para pasear junto a los acantilados y con el "faro del fín del mundo", así nos pareció al llegar, pero como era de noche no podemos explicar más. Sólo que estamos solos en el lugar, que hay unos baños y que hemos visto unos paneles que explican que hay focas aquí mismo, aún mañana tendremos suerte y las veremos.

Hace bastante viento y la sensación de frio es mayor que dias atrás, nos vamos a poner dentro del saco y los dos edredones encima, creemos que nos van a hacer buena falta.


El día junto al faro empezó muy pronto, justo en el momento que empezaba la luz del día. Fué abrir una de las cortinas y ver que justo el sol iba a salir delante nuestro, osea que como no nos hacia falta mucha intimidad en aquel solitario lugar las dejamos arriba y desde la cama tapaditos vimos salir el sol. Pudimos ver lo que nos rodeaba: el faro, la playa y los prados con ovejas, como no. Tras hacer un poquillo el remolón pues el sol enseguida se escondió tras las nubes nos pusimos en marcha en busca de la fauna marina.






Siguiendo uno de los senderos llegamos en 5 minutos al faro, imponente ante una costa donde el mar bravo golpeaba sin parar de forma tremenda. Vimos la playa de un lado y de otro, la andamos en varios tramos pero ni rastro de animales más que los consavidos pajarillos y gaviotas.







Cuando ya volviamos hacia la campervan para refugiarnos del viento helador a dos metros del camino vimos dos leones marinos dormidos sobre la hierba...menudo susto me dí al encontrarmelos allí mismo!!. Fué el lugar donde menos nos pensabamos haberlos visto y de ahí la sorpresa. Allí estaba dormido como un ceporro un enorme macho que era como un cachalote de grande, y apoyado en él otro y otra, pues no sabemos si era la hembra o una cria. A escasos 3 metros de ellos estuvimos haciendoles fotos mientras el macho abria el ojillo de vez en cuando así como la enorme boca para bostezar. ¡¡¡ Por fín nuestra mala suerte cambiaba!!!. Allí les dejamos en su descanso.






Cuando llegabamos al parking coincidimos con una pareja con una campervan como la nuestra y un coche del que bajaban un matrimonio y su hija. La primera pareja pasó sin decirnos nada, pero al cruzarnos con los otros tres el hombre dijo: "collons quin fred"...al oirlo Carol se giró de golpe saladudándoles. Eran de Molins de Rei y llevaban 3 semanas por la isla Sur e intercambiamos algunos comentarios sobre la experiencia, el frio, etc...les dijimos donde estaban los leones marinos y nos despedimos.

Desde ahi seguimos directos hasta Invercargill, la ciudad más al sur de la isla donde teniamos varias tareas a realizar.

La primera darnos una buena ducha; para ello gracias una información que encontramos en internet fuimos directos a unos baños públicos donde por 1$ tienes agua caliente sin límite de tiempo. El lugar superlimpio y calentito y la ducha una gozada.

La segunda hacer la colada; por una aplicación del móvil encontramos una laundry unnpoco apartada del centro pero que nos fue genial: 4$ la lavadora y 3$ la secadora. Mientras se hacia la colada aprovechamos para ir a una Dump Station cercana a vaciar el depósito del agua de fregar y llenar el de agua limpia, esta vez al ser pública no nos costó nada.

Tercera tarea ir al super; la limitada capacidad de despensa nos hace ir renovando comida amenudo, pero nos gusta ir al super y mirar ofertas, envases y productos diferentes a los de casa. Como en el Pack and Save, nuestro super de referencia da descuentos para gasolina con la compra llenamos el depósito.

Cuarta y última ir a la biblioteca de la ciudad; es el lugar perfecto para conectarse gratuitamente al wifi y como estaba abierta entramos, nos sentamos e incluso cargamos baterias de la cámara, móviles y tablet,...vaya aprovechados que somos.

Tras tener todas las tareas apunto nos fuimos hasta Clifden, medio camino hasta Te Anau desde donde según el estado del tiempo y las carreteras decidiremos que fiordo de la zona visitar.

Llegamos de noche a una zona de acampada libre situada cerca de la carretera y junto a un puente colgante histórico, ¿ por qué es histórico?, pues no lo sabemos, la verdad, igual al levantarnos vemos algún panel informativo de esos que tanto les gusta poner en este país y nos enteramos de ello. De todas formas al que tenga curiosidad a googlearlo y nos lo explica, jijiji.

Seguimos en zona de mucho viento, creemos que algo habitual por el sur, y eso hace que la sensación de frio sea mayor. Según nos dijo hace unos dias una señora este invierno le estaba pareciendo de los más frios de los últimos años, osea que a abrigarse para pasar la onceava noche en la campervan.


De nuevo una mañana más nos despertamos solos en nuestro particular lugar de descanso, a veces nos da la sensación que somos los únicos que estamos dando vueltas por el país o que pasamos por ciertas zonas, pues si ya de por si puedes pasarte largos ratos sin cruzarte por la carretera sin ningún coche hace dias que nos cruzamos con muy pocas otras campervans. De todas formas ya no está bien así, más tranquilo todo.








Antes de salir hicimos la visita al histórico puente de madera colgante de Clifden, el mas largo de este tipo de toda nueva Zelanda y una verdadera obra de ingieneria por el cual a día de hoy sólo pueden transitar peatones y ciclistas. Inagurado en 1898 para facilitar el paso de la gente por el caudaloso y peligroso rio por su fuerte corriente estubo en uso hasta 1978 año en que se contruyó el actual que pasa por la carretera. Tras cuatro fotillos nos pusimos en camino.

Nada más salir vimos como el paisaje volvia a cambiar radicalmente, algo increible de este maravilloso país; sí ayer salimos de playas del fin del mundo ahora llegabamos a Fiorland, el parque natural más grande del país con montones de fiordos y montañas nevadas. Los verdes campos y las cumbres las azotaba un fortísimo viento que dificultaba la conducción, a Carol hasta le sudaban las manos de agarrar fuerte el volante.




Es visita obligada en esta zona hacer un recorrido en barco por alguno de sus dos fiordos más conocidos: Milford o Doubtful y para eso nuestra primera parada fué el pequeñísimo pueblo de Manapouri desde donde salen los cruceros hacia el fiordo Doubtful. La opción era muy atractiva pero el precio demasiado caro para lo que el tiempo nos podia deparar en esta zona, donde la lluvia se hace presente casi todos los dias del año, la previsión del tiempo era regular y los cambios climatológicos en los fiordos son constantes, osea que habia muchas posibilidades de tener poca visibilidad.

Barajamos la opción de hacer el de Mildford, más económico pues el recorrido es más corto y por lo tanto mucho más económico y nos fuimos Te Anau, el pueblo desde el que sale la carretera que lleva a la zona del fiordo. Aquí teniamos dos opciones, una subir los 120 kilómetros de carretera de montaña hasta Milford y allí coger el crucero de hora y media para luego de nuevo bajar la misma distancia, y la otra subir desde Te Anau en bus, hacer el crucero y el mismo bus de regreso al pueblo.

Para la primera teniamos el handicap del tiempo pues hay nieve y aunque llevamos cadenas ayer estuvo cortada unas horas, además habria que hacer noche por el camino y por la mañana pronto llegar al pueblo para cpger el crucero; la zona nos permite el camping libre y los de pago, aunque son baratos por ser del DOC son muy básicos. Sumando eso al coste de la gasolina de subir y bajar nos decidimos por escoger la opción del bus y así ir tranquilos ir disfrutando de la carretera.

En el i-site de nos habian dado precios de las diferentes compañias así como campings donde pasar la noche en Te Anau y fuimos a uno de ellos para verlo. Nuestra sorpresa fué cuando allí encontramos el crucero que queriamos hacer con un descuento especial, osea que nos acabamos ahorrando unos dólares que siempre vienen bien y además el camping está genial, hoy de nuevo ducha con agua caliente!!!!.





Como era pronto nos fuimos a ver un parque con aves cerca del camping (bonito el entorno pero pobrecillos pájaros) con bonitas vistas al Lago y luego a dar una vuelta por el pueblo. El lugar es un gran centro turístico pero en esta época del año es más bien triste, locales en venta, restaurantes cerrados, cuatro tiendecillas y un super abiertos además de un par de lugares para comer algo es todo lo que vimos, y aprovechando las rebajas nos compramos un polar y una camiseta kiwis. Eso sí, cuando empezó a anochecer se encendieron luces navideñas en la calle y las tiendas abiertas...¿ por qué?...pues tendremos que averiguarlo.




Una vez instalados en el camping conectamos todos los cachibaches electrónicos a cargar, nos dimos una ducha y a preparar la cena. Aprovechando que tenemos cocina y comedor calentitos vamos a hacernos una de las famosas sopas que compramos sin leer la letra pequeña y que necesitan una hora de ebullición.

Durante la espera usamos la hora de wifi gratuita que nos daba el camping para hablar con la family y poner el blog al día.

Mañana nos espera el fiordo Milford y esperemos que el tiempo nos acompañe, pues en el momento de estar escribiendo estas lineas está lloviendo un montón y aunque los buses suben sí o sí, el problema puede ser que la lluvia de aqui sea nieve durante el camino hacia arriba, os lo contaremos.

Nos levantamos pronto para estar a punto a las 8.45 que nos venian a buscar, pero como habia estado toda la noche lloviendo a las 8 en punto fuimos a recepción del camping a preguntar si habia novedades respecto a la carretera y la excursión. Allí nos dijeron que de momento se habia retrasado la salida a las 10.30h en espera que a eso de las 12 abrieran la carretera; almenos de momento no se habia suspendido.




Aprovechamos para recoger todo con tranquilidad y realizar la tarea de vaciado y llenado de los depositos para fregar, tarea que nos toca hacer cada 3 días.

A la hora acordada llegó puntual el autobús, eso significaba nos ibamos a Milford!!!. Allí habia gente que habian recogido anteriormente y aún pasamos por un par de parejas más. Ya en carretera hacia nuestro destino el conductor se puso un micro y nos empezó a contar el planning del dia.

Lo primero que nos gustó oir fué que él llevaba 37 años haciendo ese recorrido y que su principal tarea era que pasaramos un día agradable y de manera segura; asimismo nos dijo que aunque la carretera seguia cortada la previsión eea que la abrieran a eso de las 12. A poco de salir empezamos bordeando el lago Te Anau y disfrutando de las montañas nevadas entre explicaciones de nuestro guia-conductor, algunas de las cuales, para ser sinceros, nos costó entenderle.

Hicimos la primera parada en el camino para poder ver el inmenso valle que da entrada en el camino hacia Milford. Un valle enorme y de vital importancia para pastores y ganaderos años atrás como lugar para que pastaran las ovejas. La segunda fué en los Mirrow Lakes, unas pequeñas lagunas cuyo agua ofrece una vista de espejo, de ahi que incluso para leer su cartel haya que mirar el agua. Allí suelen estar pequeñas colonias de aves, entre ellas el Pato Negro Neozelandés. La tercera fué en un pequeño centro de interpretación donde varios paneles explicaban historia sobre los fiordos, su formación, vegetación y fauna del parque, etc..pero sobretodo la parada sirvió de manera general para aliviar esfinteres.








Hasta ahí la carretera era muy llana pero al poco empezó a tomar altura, las montañas nevadas y cascadas nos rodeaban hasta que llegamos al punto donde estaban parados otros minibuses, coches y furgonetas esperando que la apertura de la via. Tras unos 30 minutos de espera la abrieron y todos para arriba. Llegamos así hasta un túnel de sentido único dirigido por semáforos junto al cual se encontraban los restos de las avalanchas de ese día. La nieve acumulada no es que fuera mucha pero las montañas son muy verticales y eso favorece la caida.








Pasado el túnel el paisaje pasó a ser aún más increible aunque algo enturbiado con nubes y niebla. Llegamos así hasta Milford que no es más que dos hoteles, un camping, un miniaeropuerto, cuatro casas y el pequeño puerto.

Al bajar del autocar el chófer nos dió a cada uno el ticket para subir al barco y un vale para la comida ( aquí es el lunch, que es la comida del mediodia pero no al estilo nuestro, sino al estilo anglosajón, osea algo ligero). Aunque nosotros habiamos contratado el pack con Ecotours el barco era de otra compañia...sorpresa!!!...Jucy!!!..la misma que nuestra campervan, jajaja.




Subimos al barco y lo primero fué ir por el lunch que era una Pita a escoger entre vegetal o de carne, y que no era más que un durum con verduras y carne pero de muy buen tamaño; para beber disponiamos libremente durante la hora y media de paseo de té, que es lo que más apetecia con ese frio.

Nada más zarpar subimos a la parte superior que era descubierta y el capitán empezó a explicar las zonas por las que pasábamos. En ese momento del día el cielo era gris, habia niebla en las partes más altas de las montañas que forman el fiordo y hacia mucho frio, eso sí, menos del que pensábamos, pero aún y así era inebitable mantenerse al aire libre.







Apartir de aquí sobran explicaciones sobre lo que vimos y sólo las fotos pueden hacer algo de justicia del entorno. Algunos datos sobre el lugar si es curioso saber: 16 kilómetros de longitud, 2 kilómetros sunparte más ancha, 330 metros de profundidad media, llueve unos 182 días al año y la temperatura media en invierno es de 1,3 grados y en verano de 19.

Una de las cosas que más nos maravilló fué ver la cantidad de cascadas y saltos de agua a ambos lados del fiordo, no exageramos si decimos que son cientos, dos son permanentes y las demás sólo en épocas de lluvia o de deshielo; entre ellas varias con caidas de más de 150 metros, simplemente bestial. Lo mejor cuando en una de ellas el capitán aviso que se iba a acercar mucho y que todo el que quedara en la parte superior del barco tenia riesgo de mojarse...confirmamos que así fué, damos fé de ello, nos cayó agua y de que manera.








Poco antes de llegar al punto en que fiordo desemboca en el Mar de Tasmania empezó a llover bastante y nos bajamos a la parte posterior de la cubierta donde quedamos a salvo del agua pero seguiamos teniendo buenas vistas. Al dar la vuelta en esa zona para empezar el regreso unas buenas olas nos hicieron agarrarnos con fuerza para no caer al suelo.





En el camino de vuelta el barco empezó a ir muy despacio y acercándose a unas rocas y de repente sobre una de ellas vimos una foca, luego otra y otra...al final un buen número de ellas estaban allí descansando, fué una chulada verlas de nuevo, y sin peligro, jajaja.






Seria por el frio o por otra causa la cubierta que al principio estaba llena en el camino de vuelta estubo casi vacia, lo cual hizo que pudieramos disfrutar más aún del lugar, sólo bajamos a por otro té para calentarnos un poquito. Disfrutamos de la hora y media como enanos y no podiamos parar de hacer fotos, el lugar es maravilloso, no sabenos sí con sol y despejado será mejor o más espectacular pero para nosotros ese día y ese paseo fué inolvidable.







Llegados a puerto enseguida empezamos el camino de regreso ya que a las 5 de la tarde volvia a cerrar el paso por la zona peligrosa de avalanchas. Volvimos a hacer un par de paradas, una de ellas en medio de esa zona pero en un margen que llaman de seguridad donde pudimos ver la espectacularidad de las escarpadas montañas. La segunda fué ya en la parte más llana junto al rio Monkey cuya agua dicen que es de las más sanas del lugar y donde pudimos ver a un extraño visitante de la zona, el Kea; se trata del único ejemolar de loro andino en el mundo. El que por allí andaba era un elemento de cuidado que estaba pendiente de recibir comida por parte de los turistas, pero un cartel avisa de la prohibición de ello por el bien de la especie. Sin embargo el tio no paraba de estar pendiente de pillar algo y hasta intentó buscarlo en la funda de una cámara de fotos.








El resto de camino hasta Te Anau fué ya del tirón y el minibus nos dejó de nuevo en el camping. Allí tras despedirnos de la chica italiana que nos atendió al llegar el día anterior cogimos la campervan y emprendimos camino dirección Queenstown.

Aunque era ya de noche pensamos adelantar algo de camino, parece mentira pero los dias corren y ya llevamos dos semanas. La idea era parar por el camino a dormir pero el sitio que teniamos para hacer noche estaba muy embarrado y no nos quisimos arriesgar más cuando la previsión del tiempo era posibilidad de lluvia e incluso nieve. Así a lo tonto llegamos hasta al lado de Queenstown donde teniamos una zona libre para acampar. No era más que un parking de una zona de paseo pero estaba tranquilo y el baño genial.

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