Salimos de Gantok en jeep camino de New Jalpauguri (NPJ) donde cogiamos el tren destino a Calcuta. Fueron 4 horas largas de carreteras de montaña hasta llegar a Siliguiri. Desde allí un tuctuc hasta la estación de tren, donde aprovechamos a comer algo.
Lo primero que nos ha llamado la atención al llegar a la estación, y eso que Carol ya estuvo en el sur de India hace unos años, es que aquí, a diferencia por ejemplo de China, no hay ningún tipo de control a la entrada. Via libre para todo el que quiera entrar, por lo que aquello es un continuo de gente pidiendo y vendiendo de todo.
Subimos a nuestro vagón de Sleeper Class y comprobamos de nuevo que los de China era lujo comparado con India. Teniamos por delante 12 horas de tren nocturno, que finalmente fueron 14, en unas literas no muy grandes y básicas, con ventiladores en los pasillos pero con tranquilo compañeros de viaje además de algunos bichillos.
Hasta que se puso el sol mirar por la ventanilla fué nuestra mayor distracción. Campos de té preciosos, pueblecitos, terrenos cultivados, vacas y más vacas. Luego la distracción pasó a la parte interior. A cada parada, que fueron muchas, una legión de vendedores se subian al vagón: agua, té, chuches, snacks hindús, huevos duros, garbanzos picantes, ....pero nosotros sacamos nuestras galletas que sabiamos que seguro nos sentarian bien.
Un par de compañeros de viaje nos dieron conversación: un padre con su bebé de dos añitos, que estaba malito, nos preguntó un montón de cosas y nos explicó también de él. Acabó dándonos su nombre y teléfono para que le llamáramos. Luego tomó el relevo otro chico que nos preguntó nuestro itinerario por India y nos dió su tarjeta de la agencia de viajes donde trabajaba.
Dormir fué difícil pues el lugar no ayudaba y no paraban de subir y bajar vendedores a cada parada.
Por fín a las 6.30h, dos horas más tarde de lo previsto, llegábamos a Calcuta. Cogimos un tuc tuc y fuimos directos a la Guest House que teniamos reservada. Como llegamos muy pronto nos tuvimos que esperar a poder entrar. Salimos a comer algo y al poco de volver nos dijeron que ya podiamos disponer de la habitación. Dormimos un ratillo, ducha y a descubrir Calcuta.
Nada más salir a pasear por la calle vimos que ahora si que estábamos realmente en India, aunque Carol dice que la ciudad le parece menos dura de lo que pensaba y más comparándolo con su anterior visita al Sur hace unos años.
Vacas por la calle no hemos visto, debe ser porque el terrible tráfico de buses, taxis y tuc tuc no les deja espacio, pero si hemos visto gente viviendo en la calle, suciedad, miles de puestos callejeros y muy pocos turistas, por no decir casi ninguno.
Después de hacernos con un mapa en la Oficina de Turismo nos acercamos a ver el Mercado de las Flores y el Mallick Ghat.
El mercado es impresionante, un gentio terrible y multitud de gente en el suelo vendiendo flores preciosas en sus improvisadas paradas. Ciclos y motos pasan por entre medio de la gente y las paradas, y mucha gente arriba y abajo; es una locura pero es genial.
Detrás del mercado, junto al rio Hooghly, se halla el Mallick Ghat,un templo y una zona donde la gente va a bañarse, los mayores para asearse y refrescarse y los niños lo toman como zona de diversión.
Desde allí mismo se tiene una perfecta visión del puente Howrah,. Una impresionante estructura de hierro sin un solo pilar y sobre la que cruzan diariamente miles de personas y automóbiles cada día. Curiosamente desde el interior del puente no se permite hacer fotos dicen que por motivos de seguridad.
Nos dimos una buena caminata por las calles cercanas al barrio de Jorasanko buscando el bus que nos llevara a Park Street. Nos costó encontrarlo pero de paso vimos la frenética actividad de las calles de Calcuta, donde se ven montones de hombres transportando enormes paquetes sobre sus cabezas, así como ricksaws tirados también por hombres, famosos por el libro y la película de La Ciudad de la Alegria.
Park Street es una de las calles más comerciales del centro de la ciudad y donde hay la mayoria de buenos restaurantes, además de algún local de fast food, pero los precios eran caros y seguimos camino dirección a la guest house.
Encontramos un sitio para cenar algo de comida local y de nuevo caminata hasta casa. El camino es siempre entretenido pues la actividad en las calles no para.
La mañana siguiente la dedicamos entera a programar los dias siguientes pues conseguir billetes de tren tiene su miga si no lo haces con antelación, y eso supone saber más o menos fechas en cada sitio. De esta manera descansamos también un poco.
Por la tarde fuimos a dar una vuelta por Sudder Street, la zona de mochileros, donde vimos a más turistas que en todo el día anterior entero. Aprovechamos para buscar información de tours a la Reserva de Sundarbans. Allí se encuentran los manglares más grandes del mundo así como una reserva de tigres de Bengala, de hecho el parque está dividido entre India y Bangladesh.
Cenamos algo al lado de la guesthouse en puestos callejeros y un buen racimo de uvas.
Tocaba estar antes de las 10 en las oficinas de venta de billetes de tren para extranjeros, y aunque llegamos pronto nos tocó el número 14. En menos de una hora saliamos ya con los biletes para nuestros próximos dos destinos: Varanasi y Khajurajo.
Dedicamos el resto del día al turisteo a pié. Bajamos primero por unas grandes avenidas que no se parecian en nada a las calles que recorrimos el día anterior. Vimos el Edificio de los Escritores, actualmente sede del Jefe del Primer Ministro y La Iglesia de Saint Andrews.
Pasamos por las enormes explanadas del Parque de Mainand donde igual ves a un pastor paseando sus cabras, a equipos jugando a Criquet o a unos destartalados tranvias pasando por la zona.
Seguimos hasta la entrada del Victoria Memorial Hall, edificio dedicado en su dia a la Reina Victoria cuando India era una colonia inglesa, y que tiene unos jardines muy grandes que vimos bajo un calor terrible.
Muy cerca se encuentra la Catedral Anglicana de Sant Pablo, con bonitas cristaleras, frescos y sobretodo unos preciosos bancos de madera tallada. Allí nos sentamos un buen rato para descansar del ruido de la calle y sofocar el calor bajo sus ventiladores ( llegamos incluso a dar alguna cabezadita ante tanta tranquilidad, jijiji).
Volviendo por las ruidosas calles de Calcuta llegamos hasta otro oasis de tranquilidad dentro de Calcuta, y tan tranquilo que era pues era el Cementerio de South Park Street. El que fuera el cementerio católico más grande fuera de Europa y América en el siglo XIX forma un conjunto de grandes tumbas y mausoleos en un estado de semiabandono que le da un toque especial al lugar y donde vimos a gente joven local aue lo toma como si fuera cualquier parque y allí se reunen para charlar, comer o mirar su ordenador, curioso.
Volvimos de nuevo a Sudder Street para confirmar con la agencia el tour a Sundarbans y aprovechamos para cenar cerca en un sitio que hacen comida italiana y española. Nos comimos unos spaguetis, una pizza y unas albóndigas, jajaja...al fín comida sin picante.
Volvimos al hostel pues toca hacer la bolsa para mañana, y hablamos con la madre de Carol por skype. A dormir que toca madrugar.
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