Salimos de Khajuraho en un tren local hacia Orcha, muy barato pero a la vez muy lento, y sobretodo muy hindú: gente a tope, niños subidos a las bandejas portaequipajes, todo el suelo lleno de basura, una cabra atada a la puerta del baño,...y paradas muy largas en algunas estaciones donde la gente baja a comprar comida o llenar sus botellas de agua.
Una vez en Orcha vemos que se confirma lo que habiamos leido de la localidad: es un pueblo y mucho más tranquilo con los turistas que Kajuraho.
En estos dos dias por aquí nos saludan por la calle, nos ofrecen entrar a alguna tienda o que les compremos agua, pero nada que ver con lo de dias atrás. Eso sí, te piden hacerse fotos a cada momento, pero lo más gracioso es que la foto es con nuestra cámara y que la mayoria de veces sólo se ponen ellos, vienen a verse en la pantalla y se van, no sin antes darte la manos toooodos los que han posado. Y no son sólo niños, también los hay bien mayores que lo piden, jajaja.
Los niños, que los hay a montones, saludan sin parar, te dan la mano, preguntan los nombres, la ciudad...y algunos, claro está, piden dinero, caramelos o un boli, pero son muy saladetes.
Orcha fué fundada por un príncipe que se convirtió en el primer Rajá de la localidad, de ahí que haya varios palacios, grandes templos, así como los cenatofios construidos junto al rio, edificios funerarios en honor de los gobernantes de Orcha.
El calor se ha hecho difícil de soportar en las horas centrales del día y por eso nos fuimos dos dias a bañar al rio, justo en la parte trasera del palacio real, a las afueras del pueblo, donde no va nadie y el agua está muy limpia, aunque en esta época el nivel es más bien bajo.
Hemos visto casitas con fachadas preciosas por el pueblo y hemos jugado a badminton en la calle con los niños.
Nos hemos hecho fotos con unas chicas que vendian souvenirs en sus pequeñas tiendas y que nos saludaban cada vez que nos veian.
Y hemos visitado los monumentos más significativos de Orcha. Cruzamos el rio sobre un bonito puente de piedra donde se hallan el Palacio Raha Mahal y el Templo de Jahangir. Ambos edificios tienen un patio central y varios pisos con unas galerias por las que perderse. Montones de habitaciones y pasillos ej algunos de los cuales se conservan algunas pinturas. Desde lo alto las vistas son preciosas, y además los recorrimos practicamente solos.
Volviendo al pueblo entramos en el Templo de Chaturbhuj, un edificio imponente desde fuera, algo más sobrio por dentro pero con unas vistas desde su tejado increibles. sobretodo del Templo de Ram Raja.
Cruzamos todo el pueblo bajo un sol de justicia a la 1 de la tarde para visitar el Templo de Laxmi. Allí si que no habia nadie más que el vigilante, que nos hizo una visita guiada sin pedirselo, pero fué muy interesante y nos gustó por las pinturas que mantiene así como por su arquitectura. Desde lo lejos parece un templo triangular, y al entrar lo confirman sus tres pasillos, pero una vez en el patio se ve que la planta es cuadrada...muy curioso. Tras darle una propinilla nos despedimos del señor.
Tras parar a comer y bañarnos en el rio visitamos por último los cenatofios. Nos encantó como tienen cuidado el entorno, la disposición de los edificios así como la luz que le daba a esa hora de la tarde. De nuevo los vimos solos con la única presencia del jardinero, simpatiquísimo.
Y como no disfrutamos de dos puestas de sol desde sitios diferentes, preciosas las dos. Un buen colofón a un lugar que nos ha gustado mucho.
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