6.05 horas de la mañana, sentados frente al rio Ganges viendo la salida del sol. Hay poco que escribir cuando las imágenes lo muestran todo y difícil hacerlo cuando toca describir sensaciones. Nos sentimos genial allí y en ese momento: calma, magia, paz...
Dimos un pequeño paseo por los ghats más cercanos observando como la vida empieza también muy pronto en esta ciudad y más en el rio.
Volvimos a desayunar al hostel y al rato nos fuimos a la calle a contratar un tuctuc para ir a ver varios templos durante un par de horas. Ya nos habian dicho los chicos catalanes que no eran gran cosa, pero ya que estabamos aquí aprovechariamos.
Fuimos primero a la zona donde se halla la ciudad universitaria de Varanasi, la más grande de Asia: una zona llena de edificios donde se encuentran las distintas facultades, calles anchas y bonitos jardines. En la parte central se encuentra el Templo de Vishwanath, del cual sólo se permiten hacer fotos desde el exterior, construido por el fundador de la Universidad. En esta Universidad fué donde Ghandi pronunció un discurso sobre los derechos de una lengua propia para India en 1916.
Vimos muchos fieles en su interior ante la imágen de Shiva, de gran veneración entre los hindús.
Seguimos con nuestro tuctuc hasta Hanuman Temple o templo de los monos, pues hay un montón. Nos dejó un poco frios el lugar, primero porque nos pareció poco cuidado y segundo porque justo llegamos a las 12 cuando hacen un parón de una hora y tapan las imágenes de los dioses, por lo que nos fuimos rápido. Recogimos cámara y teléfonos en la entrada ya que no nos dejaron ni entrar con ellos.
Por último fuimos al Templo Durga, que aunque más pequeño nos gustó mucho más. Su estructura toda roja impacta y la visita de fieles era superior y más enérgica con cánticos a sus dioses y ofrendas.
Nuestro tuctuc nos dejó en la calle de punto de partida, compramos unas cosillas y algo de comer y nos volvimos al hostel a sentarnos en el jardín para protegernos del sol que apretaba duro.
Allí nos encontramos con las chicas argentinas y los dos chicos catalanes, Jordi y Héctor que a su vez venian con otro chico catalán, Quim, con el que habian coincidido en la calle. Estuvimos un buen rato de charla hasta que cada uno se fué a lo suyo.
Nuestra última tarde-noche en Varanasi la despedimos con un paseo en barca por el rio a la puesta del sol. Una gozada cruzar hasta la otra orilla, ver la ciudad desde otra prespectiva, disfrutar de la calma del lugar, encender una vela flotante y pedir un deseo mientras la ves alejándose rio abajo.
Pudimos también ver uno de los ghats donde se hacen los crematorios desde el agua e incluso hacer alguna foto pues desde ahí las permiten. La ciudad tiene una luz especial al caer la noche, y los ghats más.
Saliendo de la barca coincidimos con nuestros amigos catalanes que cada tarde se reunen con gente local a pasar un rato juntos en un ghat. Charlamos un buen rato y Héctor nos contó el argumento de la novela que está escribiendo, nos pareció una historia increible y prometemos comparla y leerla si se la publican, pero para ello primero tiene que acabarla, jajaja.
Ellos mismos nos habian recomendado un pequeño restaurante en una terraza donde hacen una pasta italiana buenísima, y allí que nos fuimos. Comimos genial y allí nos encontramos de nuevo todos. Ellos con unos amigos hindús muy majetes se quedaron un ratillo más mientras nosotros saliamos pitando hacia la guesthouse que cerraba puertas a las 11!!!. Alargamos un poquillo charlando en el jardín para cubrirles su llegada y se lo tuvimos que explicar al dueño para que no cerrara, ya que el pensaba que estaban ya durmiendo.
Y así pasamos un gran día en esta ciudad que nos está gustando mucho. Mañana nos toca despedirnos de ella pues seguimos camino hacia Khajurajo, de nuevo noche en el tren.
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