lunes, 4 de mayo de 2015

Mongkos Homestay.


Empieza pronto nuestro primer despertar en la Isla de Borneo. A las 8 de la mañana nos pasa a buscar Adelina en su coche para ir primero a desayunar. Como no, probamos uno de los típicos platos malayos, el laksa: una sopa con noodles de arroz, verduras y gambas. Nos hizo mucha gracia el local porque nos trajo a la memoria los lugares donde comiamos en nuestra anterior visita a Malasya.




Teniamos por delante casi 100 kilómetros de camino que nos pasaron volando. No paramos de preguntarle cosas a Adelina sobre Kuching y Borneo en general, a la vez que disfrutabamos de un paisaje increible...verde por todas partes!!!.

El último tramo, ya por una zona completamente rural, nos llevó hasta nuestro destino: Mongkos Homestay. Adelina habia contactado con los propietarios para pasar allí dos días una noche, incluyendo pensión completa además de varias actividades. Nada más llegar nos recibió la coordinadora de la cooperativa que se encarga del Homestay, una mujer encantadora y risueña que nos enseñó nuestras habitaciones y nos sirvió un té con unos dulces.

Y enseguida a ponernos en marcha que nos estaban esperando para ir hacia nuestro lugar de picnic!!.

El plan era comer en plena selva junto a una pequeña cascada donde gente del pueblo iba a preparar la comida para todos y nosotros podiamos ayudarles. Primero, como bueno colaboradores, ayudamos cargando algunos alimentos en las típicas cestas que usan la gente local y nos pusimos en marcha. El camino espectacular: cruzamos dos puentes hechos de bambú, nos explicaron los nombres de todo tipo de árboles y plantas y vimos  piñas, plataneros, plantaciones de pimienta, de maiz,....Hay que ver lo que sabe Adelina de todo ello, de hecho proviene de una zona también rural y le encanta la selva y la jungla.







Cuando llegamos al rio ya habian empezado a hacer el fuego y preparar algunas cosas, pero nosotros lo primero fué darnos un buen baño. La humedad durante la caminata nos hizo llegar empapados y un baño refrescante nos venia genial.




Luego nos pusimos a observar todo lo que hacian y colaborar en lo que nos pedian. Es alucinante como aprovechan los recursos de la naturaleza para todo. Un par de chavales se fueron a buscar hojas de tapioca que estuvimos cortando para acompañar la comida, mientras un abuelete auténtico no dejaba de usar su machete.





El bambú es otro elemento imprescindible: la parte central de unos troncos sirvieron para cocinar arroz con pollo, con unas tiras a modo de flechas hicieron verduras y pescado a la barbacoa, y la más alucinante fué cuando con media caña hicieron unos huevos a la parrila!!!.





Y llegó la hora de comer. Plato en mano nos servimos de todo un poco y cada uno a sentarse donde podia. Listos los lugareños se sentaron en las piedras dentro del rio, y claro donde fueres....haz lo que vieres, jajaja. Que lujo de restaurante!!!.




Acabada la comida Carol y Adelina repitieron de baño antes de empezar el camino de vuelta. Fué muy gracioso cuando de repente v0me vi solo pues nuestros anfitriones, junto con Carol se pararon a recoger las puntas de unas espigadas plantas; preguntamos que era: pues parte de nuestra cena, jajaja....lo mismo hicieron con unos brotes de bambú. Para ellos ir andando por la selva es como nosotros ir por los pasillos del super, recogen lo que necesitan.



De vuelta al pueblo fuimos con Adelina a ver la Longhouse que teniamos detrás del Homestay. Ni más ni menos que una construcción larguísima donde vivien 24 familias bajo el mismo techo pero en viviendas independientes. Todo el porche común está hecho de bambú donde la gente se sienta a tomar el fresco y nostros hicimos una pequeña siesta.






Después de una buena ducha salimos a dar una vuelta por el pueblo, donde la gente,encantadora, nos saludaba desde la puerta de su casa y vimos muchos niños bañandose en el rio y embadurnandose de lodo.




 Mucha gente del pueblo se dedica al cultivo y secado de pimienta, y pudimos ver como separan las hojas del grano y sobre unas esterillas que ellos fabrican la ponen a secar.



A la vuelta teniamos ya la mesa puesta y la cena preparada con parte de lo que habiamos recolectado en nuestro camino de vuelta de la cascada, genial!!.
Acabada la cena teniamos sorpresa: un grupo de niños del pueblo nos iban a mostrar danzas típicas.

Guapísimos todos nos hicieron varias danzas y en la última nos invitaron a unirnos a ellos a un baile sobre unas cañas de bambú, muy divertido y cansado. Nos regalaron unas flores y se despidieron de nosotros uno a uno deseándonos buenas noches.






Acabamos la noche sentados los tres a la puerta de la casa tomando el fresco al igual que hacian nuestros vecinos de enfrente hasta que se puso a llover y decidimos irnos a dormir.

Buen desayuno para empezar la jornada, como no, antes de salir a dar un paseo por la jungla. Esta vez nos acompañó una de las chicas que ayer preparó la comida en la cascada y el profesor de los niños de las danzas, un tipo graciosísimo. Salimos del pueblo y nada más empezar a caminar ya nos enseñó montones de nombres de plantas y flores así como sus usos medicinales. Subimos a un pequeño mirador con una vista chulísima de la selva desde donde pudimos ver las montañas que marcan la frontera con Indonesia.






Vimos unas rocas con forma de cara humana, nos pudimos balancear sobre unas lianas a lo Tarzán y acabamos metiendonos en una pequeña cueva que atravesamos para poder seguir el camino.







Durante el camino de vuelta nos siguió amenizando con sus explicaciones y fué cogiendo todo tipo de flores curiosas hasta que Carol acabó con un ramo bien variopinto, jajaja. Nos llevaron a ver, esta vez por dentro, la Longhouse y pudimos ver el interior de una de las casas. Fuimos hasta su casa donde nos invitó a unos cocos, nos dió plátanos y conocimos a sus padres que venian del campo de recoger pimienta.



Cuando volvimos al Homestay nos dicen que no nos podemos ir aún, que el pack nos incluia también la comida del segundo día, mira que bien...osea que a comer de nuevo, que poco nos va a durar el tipín que se nos quedó en India a este ritmo.

Tras la comida nos despedimos de nuestros anfitriones, una gente encantadora, con una permanente sonrisa y amantes de su cultura. Saliendo del pueblo la gente nos decia adiós con sus manos, que maravilla.




Al poco de salir Adelina paró en un pueblecito para que vieramos otra Longhouse, pues en cada pueblo son algo diferentes. Pudimos caminar por su porche mientras la gente seguia haciendo su vida normal y ella nos explicaba algunos detalles.Paramos también en una iglesia católica muy curiosa por los llamativos colores con que estaba pintado su exterior.





Ya en Kuching de nuevo tocaba descansar un poco, algo que apenas pudimos hacer desde nuestra llegada aquí, pero estábamos encantados de lo bien que habiamos sido recibidos y de lo que habiamos disfrutado en Mongkos.


2 comentarios:

  1. No veas lo que dan de si 2 días en la selva...y en estado puro, si señor!!!, barbacoa al bambú, porteadores por la selva, comida en plena naturaleza, danzas típicas...pareceis una pareja de famosos que os esperan en todos los sitios!!

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    1. Y eso nada más llegar a Borneo!!!...la experiencia en la Homestay fué extraordinaria..como en todos los sitios rurales que hemos estado....

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