La ciudad de Kuching está rodeada de varios parques naturales y Bako es uno de ellos, además de ser de los más antiguos es el más conocido y visitado.
Un autobús que cogimos a 5 minutos andando del Hotel nos llevó en una horita hasta las oficinas de entrada y registro del Parque junto al rio Sungai. Allí en una barca nos fuimos rio abajo hasta desembocar en el Mar del Sur de la China en unos 20 minutos. Como la marea estaba muy baja, hasta 7 metros sube y baja cada día, nos dejaron en la playa frente a la entrada principal de acceso al Parque. Junto a una pareja argentino-holandesa y un chico canadiense nos tocó descalzarnos y meternos al agua hasta las rodillas para poder llegar hasta la orilla.
En las oficinas nos dieron un mapa de la zona, nos explicaron cuatro normas básicas del Parque y nos dijeron que hasta las 2 de la tarde no podiamos entrar en las habitaciones, osea que dejamos las bolsas y nos preparamos para hacer nuestro primer trek.
En el Parque hay 16 circuitos perfectamente marcados que hacen que puedas andar por ellos sin necesidad de guia, y aunque los más alejados estaban cerrados a los visitantes, teniamos alternativas de sobras para nuestros 4 días por la selva.
Con nuestros compañeros de lancha, y también de alojamiento, decidimos ir juntos a hacer el circuito de entrada más atractivo pues en él suele habitar la estrella de este parque: el proboscis o mono narigudo. Este extraño y peculiar mono sólo habita en en este parque de Sarawak y en otro de Sabah, las dos regiones malayas de Borneo, con lo cual el atractivo de verlos lo convierte en algo muy especial.
Nos pusimos en marcha por el recorrido número 3, de unos 800 metros de longitud y que finaliza en la playa de Paku. Finalizado el sendero que transcurre paralelo al mar y la larguísima playa de Assam llegamos a una zona de manglar junto al embarcadero que usan en el parque cuando el nivel del agua es alta. Allí se forma un meandro muy bonito junto a un pequeño bosque de árboles secos y es la entrada natural a la mayoria de los circuitos del parque, y a su vez de la selva. Allí nos encontramos con Ana, la chica de Perú, que volvia de un trek y que regresaba ya a Kuching tras dos días en el Parque.
Ilusionados como niños pequeños y con espíritu de exploradores nos adentramos por un pequeño sendero rodeados de naturaleza a tope: árboles enormes, palmeras, lianas,y montones de especies que desconociamos...ah...y una humedad terrible que hizo que en 5 minutos estuvieramos empapados!!!.
Con paso lento y en silencio nuestras miradas se dirigian hacia los árboles en busca de algún simio, y casi llegando a la playa vimos algunos, pero no eran los narigudos, sino unos langures que estaban en las ramas más altas y que no se dejaron fotografiar.
Llegamos así hasta la playa, donde la marea baja nos dejó ver una extensión enorme de arena acabando en cada extremo por unas formaciones rocosas muy chulas, efecto de la erosión del mar.
El Parque tiene muchas playas, algunas accesibles por tierra y otras sólo por barca, pero aunque son muy bonitas no son muy atractivas para el baño. Primeramente porque en esta época hay muchas medusas, enormes, pero enormes de verdad y que la gente local las pesca, aunque las más peligrosas son unas amarillas más pequeñas. Segundo porque según las oficinas del parque hay cocodrilos (teniamos nuestras dudas al respecto, y aunque un pescador nos lo desmintió, otras gentes nos dijeron que era cierto), y tercero porque el agua además de muy caliente no está muy limpia suponemos que por el efecto de la marea, que arrastra mucha porqueria.
Sentados a la sombra nos dedicamos a refrescarnos, comer algo, admirar el paisaje donde selva y mar se unian....tocaba disfrutar sencillamente del lugar.
Deshicimos el camino sin tener suerte con los narigudos, pero disfrutamos mucho del trek, al fín y al cabo estamos en la selva de Borneo!!!.
Ya de nuevo en las oficinas del parque cogimos mochilas y nos fuimos a instalarnos en las habitaciones. Dentro de los distintos tipos de alojamientos nosotros habiamos reservado el tipo hostel. Se trata de un gran bungalow dividido en cuatro habitaciones para cuatro personas cada una y con dos baños con duchas a compartir con todos. Era un alojamiento básico y con bastante falta de mantenimiento, algo que luego vimos que era bastante común en el resto de alojamientos.
Estando en el porche del bungalow vimos que un poco más allá habia gente mirando hacia lo alto de los árboles con cámaras de fotos en mano: increible pero cierto, unos monos narigudos se estaban dando un festín comiendo a pocos metros de nosotros.
Fué increible, los tuvimos a poquísimos metros y pudimos oir su particular gruñido; cierto es que su narizota es muy particular y los hace diferentes a todas las otras especies de simios, su pelaje es también muy curioso, además de su barrigota y sobretodo sus gestos que son totalmente humanos: nos encantaron.
Tras disfrutar de nuestro primer encuentro con ellos nos fuimos a la playa frente a los alojamientos a ver la puesta de sol. En una punta vimos un grupo de 4 hombres con unos equipos de video y foto profesionales, hay que ver como se las gasta la gente.
Sentados frente al mar pudimos ver una puesta de sol difícil de explicar, muy difícil, y aunque hace cuatro dias dijimos que habiamos visto desde las hotsprings la mejor de todo el viaje, creemos que ésta puede que fuera aún mejor. Os dejamos las fotos y vosotros mismos opinais.
Acabado el espectáculo que nos ofreció la madre naturaleza en ese día, nos fuimos a cenar a la terraza de la cantina: un pequeño selfservice no muy variado pero correcto para saciar el hambre. Cerca nuestro se sentaron los que filmaban en la playa, que gracia, resulta que eran españoles!!!. Nos explicaron que están filmando un reportaje sobre fauna y flora en Borneo y que durante un mes visitarán varios parques. La casualidad quiso que estuvieran alojados en nuestro mismo bungalow y uno de ellos en nuestra misma habitación.
Sentados al " fresco" en el porche del bungalow pudimos oir algunos de los animalejos que se mueven por la zona durante la noche......y a dormir.
Para el primer día completo en el parque decidimos hacer el trek número 7 de 3,5 kms hasta la playa de Tajor, que pasaba también por la cascada del mismo nombre.
Caminamos gran parte del recorrido por senderos donde las raices de los árboles cruzaban de un lado a otro formando un entramado precioso, una vegetación muy frondosa y de música de fondo el chirriante sonido de las chicharras malayas. Fué muy curioso cuando en lo alto de una pequeña colina encontramos una superficie de piedra con formas muy extrañas, según Carol la erosión del viento y el agua durante miles de años; mi versión es que es cosa de extraterrestres,jajaja.
Tras un largo tramo de selva cambiamos de repente a un bosque totalmente diferente, mucho más seco y que nos recordó a los del mediterraneo con sotobosque y algunos pinos. Así nos pasó en un par de tramos con lo cual el camino se hizo muy ameno. Llegamos así hasta la cascada, bueno pequeña cascada por la poca agua que llevaba, pero el rinconcito era bonito por el color que tomaba el fondo del agua y el verde que le rodeaba.
Tras comer algo y sobtetodo beber mucho seguimos hasta la playa. Para el último tramo nos tocó bajar por una empinada pendiente ayudándonos de unas cuerdas que nos dejó ante una playa imponente.
El bajo nivel del agua mostraba una superficie enorme de arena que comunicaba esta playa con la siguiente de su derecha, habia playa hasta donde nos daba la vista, con un mar de varios colores y unas rocas preciosas más la isla de Lakei al fondo, era una imagen de postal.
Corrian por la arena unos pajarillos de largo pico buscando su alimento, el sonido de las pequeñas olas, la suave brisa del mar, solos ante aquel espectáculo....¿se puede pedir más?.
Si bien el recorrido total de ida debia ser de unas 2 horas y media, tardamos casi una más por el intenso calor y las paradas para fotos, descansar y observar la naturaleza, por lo que nos quedaba otro tanto de vuelta, sin embargo estando allí llegó una lancha y nos acercamos a hablar con el hombre que venia de mariscar una almejas enormes. Le preguntamos si él nos podria llevar hasta la playa de delante de los
alojamientos del parque. Arreglamos un buen precio y allá que nos subimos, jajaja.
Fuimos bordeando la costa y viendo las sucesivas playas que el pescador nos iba nombrando hasta llegar a la famosa Sea Stack y las formaciones rocosas que la acompañan. Son un conjunto de piedras sobre el mar que con la erosión han ido formando curiosas formas y a las que los lugareños les han ido poniendo nombres: la cobra, el león, la cara humana....a ver si conseguís encontrarlas en las fotos.
Fué una gozada el paseo y la visión privilegiada desde el agua de toda la costa, pues gran parte de las playas no son ni visibles ni accesibles por tierra. De esta manera en 20 minutos volviamos a estar en el punto de inicio de la mañana.
Descansamos toda la tarde hasta la hora de la puesta de sol, esta vez bonita pero nada que ver con la del día anterior, por lo que dimos y paseo y observamos la fauna costera. Cenamos pronto pues nos habiamos apuntado a un trail nocturno con guias del parque.
A las 8 en punto salimos todo el grupo a descubrir la vida nocturna en el parque. Pudimos ver un aspecto completamente diferente al de la selva de día así como vida salvaje que a nuetros simples ojos hubieran pasado desapercibidos de ir sin guia. En una parte del camino nos encontramos con los españoles filmando.
Pasadas casi dos horas volviamos a estar en nuestro poche. Cuesta irse a dormir en las horas "más frescas" del día, sobretodo cuando en la habitación hace un calor terrible.
Tras una buena tormenta de madrugada amaneció un día algo gris que fué mejorando a medida que avanzaba. Hoy tocaba un circuito circular, Lintang número 10, de casi 6 kilómetros que nos permitiria, según explicaciones de los guardas del parque, ver hasta 7 tipos diferentes de ecosistema en la zona.
Coincidimos en el inicio del camino con nuestros amigos españoles y nos recomendaron ir a ver unos manglares que nos pillaban de camino. Nos desviamos por el trail Delima, el número 2 , unos 600 metros para llegar hasta él. Llegamos a un bonito manglar a pié de una playa recogidita con unas pequeñas cuevas y formaciones rocosas muy bonitas. Un varano nos dió la bienvenida desde lejos y se fué corriendo al notar nuestra presencia.
De vuelta a nuestro circuito principal al poco vimos movimiento en las copas de los árboles y pudimos ver a un par de narigudos en pleno desayuno, hay que ver como comen los muchachos!!!.
Al poco nos encontramos con otro grupo de Proboscis que estaba a pié del camino, pero salieron rápidamente selva adentro y no pudimos más que verles saltar entre los árboles.
Nuevamente el camino era alucinante, esta vez mucho más húmedo por las lluvias y bastante encharchado por las pequeñas piscinitas que se forman entre las raices. Dentro de una de ellas encontramos una tortuga...¿como puede haber llegado hasta allí?.
Nuestras lecciones de flora en Mongkos a nuestra llegada a Borneo nos sirvieron para reconocer, entre toda la maleza, dos tipos de plantas carnívoras que abundan en la zona y que de no ser por que nos las enseñaron en su día hubieran pasado desapercibidas para nosotros. Vimos de nuevo, en las zonas menos selváticas, superficies rocosas con curiosas formas y cruzamos riachuelos con un fondo amarillento en el agua debido a la cantidad de minerales que lleva.
Apenas nos cruzamos con dos parejas más en las casi 6 horas que tardamos en dar toda la vuelta, genial!!!. En la parte casi final del camino volvimos a ver otro grupillo de narigudos: nos encantó quedarnos un buen rato observándolos y seguirlos por entre los árboles. Tubimos mucha suerte en poderlos ver varias veces pues hay gente que en su visita al parque, sobretodo si es en un solo día, no llega a verlos.
Avanzada ya la tarde y estando en plena ducha oimos unos golpes muy sonoros sobre el tejado del bungalow y con toalla a la cintura salí a ver que era. Nada menos que un grupo de monos Langures que usaban el tejado de trampolín para saltar a los árboles. Corriendo me vestí y cojí la cámara. Son otra especie de las que puebla el parque, no son fáciles de ver porque se mueven muy rápido y saltan sin parar entre los árboles, pero encontraron allí un buen alimento y se quedaron lo suficiente para poderles hacer alguna foto. Curiosísimo cuando vi a uno de ellos con algo naranja al cuello; ampliando la foto puede distinguirlo y luego los españoles, grandes conocedores de fauna y flora, me lo confirmaron. Era una cria, pues cuando los Langures son pequeños su pelaje es de ese color.
Cuando llegamos a la cantina a cenar esa noche vimos que habia una mesa con mantel y letrero de reservada a nombre de Sr. Miguel, uno de los españoles que dormia con nosotros. Era, al igual que nosotros, la última noche de ellos en el parque tras 8 dias de filmación y les invitaron a cenar. En dos minutos tenian la mesa llena de platos con pollo, pescado, pasta, verduras....justo nosotros estábamos acabando de cenar cuando nos dijeron que nos uniéramos a ellos y les echáramos una mano para poder acabar con todo aquello, por lo que esa noche cenamos dos veces, jajaja....
Tuvimos una cena muy amena en la cual compartimos experiencias de nuestro viaje y aventuras de sus filmaciones por parajes de medio mundo. A primera hora de la mañana ellos volvian a Kuching, pero nosotros teniamos planeado aprovechar la mañana para nuestro último trail.
Tras guardar todo en las bolsas y dejarlas en las oficinas nos pusimos en marcha hacia el trail número 6, casi 3 kilómetros hasta la playa de Pandan Kecil. La primera parte fué por una zona que ya habiamos hecho el día anterior ya que es común a varios trails. Aquí nos encontramos con algo más de gente que dias atrás, era sábado, pero aún y así en la mayor parte del camino fuimos solos.
Cuando llegamos a lo que creiamos era el final del camino nos encontramos un acantilado con preciosas vistas a la playa y desde donde se veia parte de las piedras que vimos desde la barca dias atrás.
En un lado del acantilado seguia el camino hasta bajar a la playa. Bajé mientras Carol cuidaba de las bolsas arriba y pude hacer fotos del acantilado desde otra prespectiva.
De nuevo arriba decidimos empezar la vuelta lo antes posible pues oiamos truenos de una amenazante tormenta. Nos acabó pillando un poco de agua justo en el momento en que encontramos una casetilla para resguardarno y donde coincidimos con un matrimonio holandés y su guia.
Tomamos las últimas fotos de los verdes paisajes y llegamos de nuevo a las oficinas desde donde cogimos la lancha de vuelta no sin antes hacer una última mirada de recuerdo hacia el Parque del que tanto disfrutamos durante esos cuatros dias.
Bako nos ha gustado mucho y hemos podido caminar por la selva y poder así cumplir la ilusión de ver en directo y en su habitat a los monos narigudos. Borneo nos sigue enamorando y aún nos queda mucho por hacer.
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