Nos tomamos la mañana con calma en nuestro último día en Oaxaca ya que al no tener el bus hacia Puerto Escondido hasta las 11 de la noche teniamos muchas horas por delante. Por suerte Teresa, la dueña de la casita, no la tenia reservada para el día siguiente y pudimos hacer uso de ella hasta la noche.
Entre unas cosas y otras no salimos hasta el mediodía para visitar algunos rinconcitos de la ciudad que nos quedaron pendientes. El primero fué el Parque del Llano, dicen que el parque más grande de la ciudad en el cual en su día hubo un zoo, muestra de ello es que en cada esquina hay dos leones franqueando las entradas, por lo demás un parque un poco desanjelado, la verdad.
En la parte alta del parque entramos a ver la Iglesia de la Virgen de Guadalupe, esta vez presidiendo el altar mayor, pero siempre presente en algún lugar de todas las iglesias mexicanas que hemos visitado, y ya son unas cuantas.
Por unas calles adyacentes y entre bonitas casas de colores llegamos hasta los restos de un aqueducto, Los Arquitos llaman a la zona, muy bonita y cuidada.
De esta manera dimos al Templo de Santo Domingo de Guzmán, una de las joyas de la ciudad y que habiamos visto la fachada solamente por la noche. Tuvimos que esperar a que fueran las 4 para que abrieran, tiempo que dedicamos a deleitarnos de su fachada.
Cuando abrieron las puertas nos quedamos boquiabiertos al ver el interior, otra muestra del barroco mexicano y del poder que los dominicos llegaron a tener una vez instalados en estas tierras. Desde la misma entrada donde hay una bóveda fantástica con el arbol genealógico de los dominicos hasta la decoración interna de todo el Templo y el oro que cubre gran parte. La obra es espectacular y no hay lugar que no tenga detalle pintado, gravado o esculpido, muy en la línea de otras iglesias. Nos sentamos un buen rato como casi siempre a admirar el conjunto,....no seais mal pensados esta vez nos dormimos!!!.
A la salida bajando por el andadero turístico vimos ya que algunas tiendas tienen decoración dedicada al Día de Los Muertos, una festividad que aquí se vive muy diferente, sólo hace falta ver los detalles.
Aun hacia calor y para refrescarnos un poquito bajamos hasta el zócalo a sentarnos a la sombra, picar algo y entretenernos viendo pasar a la gente, locales,turistas, vendedores... Nos quedaba entonces algo pendiente que probar en la ciudad, el cho olate, y que tiene muy buena fama, para ello nos acercamos hasta una de las muchas tiendecitas que hay por las afueras del mercado Juarez y entramos a degustar y chafardear. Probamos un par de chocolates y una bebida chocolateada fria muy rica, finalmente compramos un paquetito a granel para estos dias.
Como era pronto para cenar volvimos al zócalo donde cada tarde junto a la Catedral se ponen unos payasos a actuar, a Carol no es que le hagan mucha gracia pero pasamos un buen ratillo viendo como la gente se gana la vida.
Como teniamos un rato de caminata hasta casa fuimos ya a cenar y a recoger las cosas. Nos despedimos de Teresa y en un taxi nos fuimos a la estación de autobuses. Teniamos por delante 10 horas de viaje nocturno y por una carretera con muchas curvas. Como iba muy vacio pudimos usar dos asientos cada uno para buscar algo más de comodidad aunque no fué fácil, almenos lo importante es que llegamos bien a Puerto Escondido.
Seguimos en el Estado de Oaxaca tras dejar su capital, una ciudad con mucho encanto y cantidad de lugares para visitar, un destino muy recomendable.
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