jueves, 22 de octubre de 2015

Mazunte: cabañas en la costa.


Entre las dos opciones de transporte entre Puerto Escondido y Mazunte nos decidimos por la de uso más local, osea que nos fuimos a la "estación de autobuses" del mercado y allí al momento salia el camión. Tras 10 minutos recorriendo el pueblo paró detrás de otro camión y el conductor nos dijo que podiamos esperar en el suyo 15 minutos o pasar al de delante. Como vimos que todo el mundo pasaba el de delante cogimos las bolsas e hicimos el traslado, subimos así al camión del Pirata, jajaja, menuda decoración tenia puesta el chófer, total!!!, además más que pirata parecia un rayo, menuda caña le daba al acelerador.



Tras una horita de camino llegamos a San Antonio donde nos teniamos que bajar para cambiar de transporte. De allí salen unos colectivos hacia Mazunte, pero el primero que se presentó a nuestro lado fué un taxista que por 60 pesos nos llevaba hasta la cabaña que teniamos reservada o por 50 hasta la calle principal del pueblo; empezó que si era el precio justo, que si era lo que cobraban todos....tanta explicación sonaba a que estaba inflando el precio, además nos dijo que el colectivo valia 20 por persona ( mentira, pues preguntamos en una tiendecita alli mismo y nos dijeron que eran 10). Total que nos fuimos hasta donde paraban los colectivos, el primero pasó lleno y junto a una parejita joven seguimos esperando cuando pasó otro taxista. Éste nos dijo que nos llevaba por 50 hasta la cabaña, pero al decirle que no fué más listo y nos dijo que por 10 por persona nos llevaba a los 4...osea que a Mazunte en taxi.

Nos dejó a 100 metros de La Escondida, las cabañas donde teniamos la reserva en este pequeño pueblecito, que aunque en esta época está bastante tranquilo, es muy turístico sobretodo en vacaciones del país, reducto de semihippies y que ha hecho que muchos locales hayan montado hospedajes en cabañas y extranjeros, muchos italianos, argentinos y españoles, hayan montado pequeños restaurantes y tiendecitas.








Precisamente Javier, el chico que lleva las cabañas en La Escondida, es un argentino afincado aquí desde hace 10 años, aquí maneja dos cabañas con baño propio y otras dos con compartido. Nosotros ocupamos la primera noche una de estas pues las de baño propio estaban ocupadas, pero al día siguiente pudimos cambiarnos.

Aquí hemos coincidido con una pareja de París, Matilde y Charlie, ella de origen peruano habla castellano, al igual que otra pareja canadiense que también lo hablan bastante bien. Con los primeros hemos coincidido mucho estos días en la playa o cenando, hablando de nuestros viajes, el nuestro que se acaba y el suyo que empezó hace apenas un mes y que les llevará durante un año por Centro y Sudamérica.

¿ Y que tiene Mazunte de encanto?, primero que es un pueblito muy pequeño dedicado por completo al turismo y la pesca, cuatro calles, muchos pequeños alojamientos básicos y varias playas.

Desde nuestra cabaña a la playa del Rinconcito son 100 metros los que habia que andar osea que ahí hemos pasado bastantes ratillos apesar que el mar ha estado bastante fuerte estos días. Pero nos hemos podido bañar, disfrutar viendo a un par de pelícanos pescar lanzandose al agua desde lo alto y encontrarnos cada día los mismos locales, turistas y vendedores ambulantes.





Con una señora mayor que veiamos casi cada día cargando un barreño con tamales y cacahuates tuvimos una interesante conversación una tarde en la playa; a sus 65 años lleva ya 50 vendiendo por las playas de la zona los tamales que hace cada día, tiene sus hijos en Nueva York trabajando y recibe cada semana dinero de ellos para ayudarla a ella y su marido a salir adelante, una vida dura e interesante de gente del campo donde este año están notando mucho la falta de lluvia. Eso mismo nos dijo del mar : "está alterado por que le falta la lluvia .... y es que el mar es mujer"; eso nos dijo tal cual sin añadir nada más, nos dejó parados.

Otros atractivos del pueblo son salir por las mañanas con barcas a ver delfines y tortugas, sí hay suerte claro, pero no era nada nuevo para nosotros y decidimos no hacerlo. Lo mismo ir a lunas lagunas cercanas  a realizar recorridos en lancha o por la noche a ver la luminiscencia en las aguas...tampoco nada nuevo.

No hemos tenido mucha suerte con el tiempo pues aquí era época de lluvias y aunque ha sido una estación muy seca que ha provocado que hasta los campesinos hayan perdido sus cosechas, desde el segundo día las jornadas han sido nubladas por la mañana y con lluvias fuertes o torrenciales por las tardes. El motivo una sucesión de tormentas tropicales formadas mar adentro a la altura de esta costa y que se han ido desarrollando en pequeños huracanes a medida que van subiendo de latitud; por suerte a nosotros sólo nos ha tocado agua, algo de viento, pequeños cortes de luz o quedarnos sin wifi durante un día entero.



Aún y así hemos podido visitar el cercano San Agustinillo, otro pueblecito al igual que Mazunte con varias playas y muy turístico, aunque tranquilo en estas fechas. Pasamos un calor terrible en los 30 minutos que tardamos en llegar pues la humedad estos días es altísima y tuvimos que buscar un trocito de playa junto a unas rocas donde pudimos bañarnos jugando con las olas y siempre atentos a que no nos dieran un revolcón en la arena. También pudimos ver a lo lejos la Punta Blanca, una islote donde se paran muchísimas aves y sus defecaciones han coloreado la piedra por completo.








Lo mismo hicimos el último día en la cercana playa de Mermejita, bueno bañarnos no pues no es muy aconsejable ñor las fuertes corrientes, más en esos días. Nos encontamos sin embargo con una preciosa y solitaria playa rodeada de bonitas rocas, arena bastante negra y un mar revuelto pero de un turquesa increible; un pequeño paraiso donde hay algunos alojamientos y otros en construcción.







En cuanto a la gastronomía hemos seguido disfrutando de los productos oxaqueños comiendo y cenando cada día en el restaurante Los Traviesos donde 3 simpáticas chicas nos han cocinado muy rico, tlayudas, pescado empapelizado, filetes de res, huevos divorciados...



Y con esta calma han pasado cinco calurosos y húmedos días, entre mosquitos y cangrejos que cruzan las calles ( sí, sí andaban por el jardín y las calles del pueblo, un niño de 7 añitos nos dijo que salian cuando llovia e iban a buscar la comida que la gente deja por las puertas de las casas, nos petamos de risa!!!), durmiendo hasta que los gallos les daba por armar jaleo matinal y disfrutando de la playa cuando el tiempo lo ha permitido.

Volvemos hacia tierras interiores en un nuevo estado, Chiapas, concretamente a su capital Tuxtla Gutierrez donde pasaremos 3 días en un habitación que hemos alquilado en un apartamento mediante Airbnb, esperamos tener más suerte con el tiempo al alejarnos de la zona de formaciones de tormentas tropicales y huracanes.
De momento tenemos otro autobús nocturno de 10 horas hasta allí.

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