martes, 8 de septiembre de 2015

Se acaba Hawaii.


Nuestra situación al Norte de Kihei nos facilitó mucho visitar toda la larga costa de esta zona hacia el Sur, llena de playas y resorts, la única pega fué el fuerte oleaje de estos dias, paraiso para surfers pero no para bañistas. Nuestra idea ese día era hacer snorkel en varias playas pero cuando fuimos a alquilar el material la chica fué muy honesta y nos dijo que no era buena jornada para ello.

De todas formas nos quedaba almenos ver sitios bonitos y darnos un baño. Nos fuimos entonces bien al Sur hasta Big Beach, un larga playa preciosa, con un mar bastante movido pero unos colores de agua increibles. Desde su lado derecho subiendo un pequeño sendero nos acercamos a la Little Beach buscando una playa más recogida que fuera mejor para bañarnos.







La cala, bonita y bastante concurrida, nos sorprendió pues era nudista, lo cual a nosotros no nos importó y parece que a la gente de allí tampoco que nosotros y algunos más fueramos en bañador. No es que el agua estuviera muy calmada y las corrientes eran fuertes, pero pudimos refrescarnos y ver a la gente surfear ( algunos de ellos en pelota picada, ésto es ya lo máximo,jajaja).





Siguiendo dirección Norte paramos en una playa de arena negra junto a un cono de un volcán donde comimos algo mientras veiamos a un par de locales pelearse contra el oleaje mientras intentaban pescar.




Visitamos después en pequeñas playas metidas entre resorts, lugares preciosos pero muy castigados por las corrientes, algunas de las playas no tenian apenas arena a la vista.









Como nos habiamos quedado con ganas de ver una bonita puesta de sol desde la playa  y siguiendo la recomendación del padre de Nicholas nos fuimos hasta la Black Roch Beach, pasado Lahaina. Allí en la playa frente al Sheraton Hotel hay unas rocas volcánicas que entran al mar donde cada atardecer hacen un pequeño ritual.

Esperando que fuera la hora dejamos las cosas bien lejos del agua pues las olas entraban muchísimo en la arena y fuimos a bañarnos, bueno más bien a ser agitados por el agua, que fuerza tan increible puede llegar a tener. Nos dieron buenos revolcones y nos reimos un montón viendo como les pasaba lo mismo a la gente que por allí andaba.










Cuando el sol empezó a ponerse por el horizonte la gente empezó a llegar en masa a la playa desde el hotel mientras sobre las rocas apareció el maestro de ceremonias. Empezó a encender unas antorchas colocadas allí,  se sacó el típico collar de kukui, hizo una especie de ofrenda a cada punto cardinal y luego se tiró al agua desde las rocas. La puesta de sol fué muuuuuuy bonita desde la playa y de ahí vuelta a casa. Nuestra última noche en Maui, los días por Hawaii se acaban...



En nuestra lista de madrugones para ir a ver un amanecer creo que el del último día en Maui se lleva la palma en cuanto a la hora de levantarse, las 2.15h.!!!. Como además no hay manera de irse a dormir pronto ese día no pasamos de dormir 3 horas.

El objetivo: subir a ver la salida del sol desde el mirador del volcán Haleakala, extinguido hace muchos años pero el más grande del mundo en esa categoria. Nos esperaban dos horas largas de camino en coche, subir desde el nivel del mar hasta los 3.055 metros de altura ( única carretera del mundo que supera ese desnivel en sólo 60 kms. ) y abrigarnos bien pues el frio en esa altura aún siendo verano es considerable ( 9 grados marcaba el coche cuando llegamos).

Antes de llegar a la cima tuvimos que pagar los 15$ que cobran por acceder al parque y que da derecho a acceder 3 dias consecutivos al mismo y después alcanzar el parking del mirador. A eso de las 4.15h. habia ya un buen número de coches aparcados así como gente subiendo al punto de observación. Nosotros esperamos a que fueran sobre las 5 y fuimos a coger buen sitio, pues aunque parezca increible son muchísimos los turistas que suben cada día al amanecer, forma parte de lo que no puedes perderte en tu visita a Maui.

Pudimos ponernos en primera fila junto a un muro de piedra donde la gente montaba sus trípodes y cámaras fotográficas, nosotros pusimos la nuestra también que aunque es chiquita hace muy buenas fotos y soportando el frio esperamos a que empezara el espectáculo de la naturaleza. Mientras tanto unas chicas que teniamos al lado tenian su tablet orientada hacia el cielo y mediante la aplicación Sky View ( que Emi, hermano de Carol, ya nos habia hablado de ella hace mucho) estuvimos viendo los planetas y las constelaciones, una pasada.

Sobre las 5.20h. la claridad empezó en el horizonte y aparecieron la siluetas de las aristas del volcán, un mar de nubes sobre ellas y los tonos amarillos pasaron a rojizos hasta el momento que es Astro Rey hizo su aparición. No podemos negar que el momento fué una maravilla, que ver llegar un nuevo día es siempre emocionante y que hacerlo desde 3.000 metros de altura en Hawaii era algo que nunca pensamos que pudieramos vivir,  pero tras ya casi 11 meses de viaje y varios amaneceres, en nuestro ranquing éste no superó al numero uno, y es algo en lo que los dos coincidimos, el amanecer en el Bromo ( Indonesia) es nuestro top 1.









Sin embargo lo que tiene un lugar no tiene otro, de ahí el interés de ver el máximo de lugares posibles, y el Haleakala tiene una visión de 360 grados, con lo cual pudimos llegar a ver las cimas de dos de los volcanes de la Big Island así como toda la península Oeste de la Isla de Maui que justo habiamos estado visitando dias antes. Las nubes bajas no nos dejaron ver más, pero el panorama es alucinante.






Ya en el parking de nuevo pudimos ver unos cuantos ejemplares de una planta endémica del volcán, la Ahinahina, muy particular en su fisonomia y en su ciclo vital, pues tarda unos 50 años en desarrollarse, les salen entonces todas las flores y a continuación se muere. También es única en el parque una especie de ganso en peligro de extinción, el Nene, pero no lo vimos, a las que sí vimos son a unas curiosas perdices que deambulaban alegremente entre la gente.







Bajamos hasta el centro de visitantes desde donde salian un par de rutas de las muchas que se pueden hacer por el volcán y allí nos cruzamos en 5 minutos con dos parejas distintas de catalanes, que gracia nos hizo, y es que lo bueno abunda, jajaja.

A todo esto no eran más que las 7.30h de la mañana y aunque cansados por el madrugón y con sueño tomamos uno de los camino para estirar un ratilo las piernas y disfrutar del paisaje; y que paisaje, parecia tal cual que estuvieramos en la luna. Los colores de la tierra volcánica y la inmensidad del cráter nos dejó asombrados; en un panel vimos que todo aquello poco tiene que ver con la silueta original, con los años se ha ido erosionando, pero mantiene un aspecto mágico.











Y si aquella vista nos gustó más aún nos dejó boquiabiertos la que vimos desde otro mirador una vez retomado el camino de vuelta. La visión perfecta de 3 conos del volcán, a uno de los cuales se puede llegar desde el camino que cogimos, desde la altura del mirador nos dió una visión...privilegiada ( se nos acaban ya los adjetivos).






Lo mismo nos pasó desde otro mirador orientado esta vez hacia la bahia Oeste de Maui donde aquí el mar, los campos, los pueblecitos y las nubes formaban un cuadro de lujo.





Volvimos así hasta Kihei para ya en el apartamento preparar las bolsas y recoger todo pues a las 12 debiamos dejarlo libre. Cuando llegamos allí estaba el padre de Nicholas en pleno zafarrancho de limpieza animado por una musica rap a todo trapo, buenisimo, jajaja. Nosotros cerramos bolsas, nos comimos unos sandwiches y nos despedimos de él; finalmente no hemos conocido a Nicholas, bueno sólo le hemos visto un poco en un video que nos enseñó su padre, pero según opinión femenina fué una pena pues aún era más guapo que Leo, el surfer que nos alojó en Oahu.

Teniamos hasta las 6 de la tarde, hora en que devolviamos el coche, tiempo para disfrutar de las últimas horas de Hawaii. Primero debiamos solucionar dos cosas, una hacer la colada y otra imprimir las tarjetas de embarque del vuelo hacia La Vegas del día siguiente.

Con ello solucionado y para mitigar el calor nada mejor que una playa ,¿ no?. Dimos un par de vueltas por varias pero el mar estaba muy picado y habia mucha gente, pero al final dimos con la ideal. Un pequeño embarcadero de los que la gente local suelta sus barcas y luego las recoge con remolques tenia una pequeña calita al lado de arena fina y agua muy calmada, allí nos dimos el último gran baño además de una buena siesta,sí lo reconozco, esta vez me dormí yo y prolongadamente.



Aprovechamos las duchas públicas de la playa para quedarnos limpios de sal, el sol y el viento para secarnos y siendo la hora tocaba tomar camino al aeropuerto. Tras devolver el coche y un ratillo de espera en la terminal de Kahalui volamos los 9 pasajeros destino Honolulu.

La última noche en Hawaii tuvo poco glamour pues la pasamos durmiendo en el aeropuerto ya que teniamos que hacer el check in a las 7.30h.  y para pagar habitación cara por unas horas decidimos ahorrarnos ese gasto. Preguntamos en el aeropuerto una zona para pasar la noche y nos indicaron una sala central abierta y vigilada toda la noche. Empezamos sentados en las sillas pero acabamos tirándonos al suelo que acabó siendo más cómodo. A las 4 de la mañana nos despertaron para decirnos que abrian de nuevo el aeropuerto y teniamos que volver a las sillas.

De esta manera mejor que peor conseguimos dormir algo almenos y en zona tranquila junto a más gente y montones de seguridad.

De esta manera ha llegado el final de nuestras dos semanas hawaianas. Sólo tenemos grandes palabras para este paraiso tan lejano de casa, nos ha encantado, como no, y a la vez nos ha sorprendido porque hemos encontrado unas islas muy tranquilas, donde desde  nuestro punto de vista convive el lujo y la gente local sin problemas, la gente es encantadora; el turista es muy bien tratado y sin agobios ni presiones.  Las piñas coladas, los margaritas y la fiesta nocturna debe existir, no lo dudamos, pero nosotros no la hemos visto fuera de algunos hoteles de Waikiki, los caros claro, además tampoco es lo que buscábamos. No es un destino barato pero bien vale una visita almenos una vez en la vida... y es que al final todos los sitios son maravillosos, es cuestión de ser abierto de miras, adaptable y lo demás casi siempre viene solo.

Mahalo Hawaii.



No hay comentarios:

Publicar un comentario