miércoles, 7 de enero de 2015

Can Tho: los mercados flotantes.


Madrugón de los grandes para poder realizar uno de los mayores actractivos en el delta del rio Mekong: visitar alguno de sus mercados flotantes.

Bajamos a la puerta del hotel a las 5.20h d la mañana, donde tuvimos que despertar al vigilante para que nos abriera, y ya habia en la calle algún comercio que preparaba su paradita. Al poco sale a la puerta del hotel un señor y  luego una pareja que como nosotros esperábamos a que nos vinieran a buscar.

Llega la hora y recogen a todos menos a nosotros...uyyyy...pero no, a los 2 minutos llega una chica a buscarnos y en 5 más andando nos plantamos en la barca. Primera sorpresa: vamos solos!!!!.

Siendo aún denoche nos ponemos rumbo rio abajo junto con alguna barca más. Vemos como las casas situadas sobre el rio derrochan ya vida de buena mañana, mientras empieza a clarear, pero está algo nublado por lo que no será un amanecer bonito, pero ver amanecer desde el rio ya tiene su propio encanto.




Parada en una gasolinera en pleno rio a repostar y seguimos camino. Sólo  con ir mirando a derecha e izquierda las dos riberas ya tenemos para ir bien entretenidos, pues nuestra conductora del barco habla lo justito de inglés para entendernos, pero no ejerce de guia como ya sabiamos. Abrimos un paquetito de galletas para engañar al estómago que compartimos entre los  tres, el estómago no perdona y el navegar da mucho hambre, jijji....

La cámara va disparando a toda mecha hasta que observamos una concentración de barcos anclados en medio del rio: es el mercado flotante de Cai Rang. Este mercado funciona con barcos bastante grandes a modo de mayorista. Son los propios agricultores los que llevan en ellos sus mercancias para vender a minoristas que a su vez lo venden en mercados de tierra o en mercados flotantes más pequeños. También compran allí muchos restaurantes.







Casi llegando se nos acerca una barcaza más pequeña a modo de bar ambulante con todo tipo de bebidas, y donde pedimos un café rico en esas horas.




Llegamos al mercado flotante donde la actividad empieza cada día sobre las 5 de la mañana. Los barcos grandes están anclados, y todos llevan una caña de bambú sobre la cual colocan bien alto el producto que ellos venden. Los barcos más pequeños son los compradores y van dando vueltas buscando sus productos, y en medio de todos ellos pequeñitas barcas donde preparan bocadillos, sopas, noodles..ah claro, y nosotros también en medio del jaleo. Ya parado el motor y remos en mano, la barquera va moviéndose rodeando los barcos para que veamos todo, es chulísimo!!.

La actividad sigue ajena al deambular de barcas de extranjeros. Podemos ver bien de cerca su vida diaria en el barco: allí venden sus mercancias, cocinan, comen, hacen la colada, tienen sus imágenes donde rezar, cuidan de los niños pequeños...y así cada día de la semana.







Tras un buen rato disfrutando del mercado seguimos camino por el rio. Las barquitas con pequeños pescadores, las medianas con todo tipo de productos, las grandes con arena, piedras o troncos no paran de ir circulando arriba o abajo, e incluso el basurero...es como una carretera trasladada al agua. Asimismo vemos gente al lado del rio haciendo muebles, cargando fruta desde las barcas en camiones, astilleros, talleres de motores, y casas de lugareños fregando platos o lavando ropa.






Nuestra barquera de repente nos llama, hello!.. nos giramos y nos ofrece piña fresquita lista para comer, ummm riquísima...después mango, platano frito, fruta, de la mujer, pomelo...total un desayuno bien natural, por lo que no nos hizo falta comprar nadaen el mercado.



Pasado el mercado nos deviamos a un canal más pequeño donde bajamos de la barca para ver como se elaboran los noodles de arroz, superinteresante!!!.
En una parte cuecen el arroz y elaboran una pasta muy líquida con la que sobre unas planchas calientes hacen una especie de crep. Para calentar las planchas usan de combustible la cáscara del arroz. Una vez lo sacan de la plancha lo ponen sobre unas esterillas de caña y lo dejan secar a la intemperie durante una horas. Una vez secas quedan como gomosas y las pasan por una máquina que las corta en hilillos dando la forma de los noodles; desde ahí los empaquetan en fardos de 5 kilos para venderlos. El proceso es en su mayor parte manual y no pararon de trabajar en ningún momento por mucho que estuvieramos por allí enmedio varios dando vueltas.





Volvemos al rio central a buscar el segundo mercado, este bastante más alejado. Es el mercado de Phon Dieng, un mercado más de pequeñas barquitas, donde son minoristas los que venden a la gente de la zona. Es muy divertido pues quedas a la misma altura que sus barcas y puedes ver todo mucho más cerca, y hasta coger tu mismo la fruta, jajaja...También habias las barquitas que sirven comida e incluso una que era una tienda de ropa donde las señoras de las barcas chafardeaban las prendas.






Una vez visto el mercado nos adentramos ya en la zona de los canales más pequeños, donde pasamos muy cerquita de las casas que hay en el borde del rio, y desde las cuales no pararon de saludarnos todos los niños que vimos: hello, what is your name?, hello....se lo pasan pipa!!!.



Pasamos por debajo de algunos puentes hechos con troncos y que la gente usa para pasar de un lado al otro de los canales. Nuestra barquera nos dice que si queremos podemos subirnos e ir andando por el camino junto al rio y así ver lo que llaman el Jardín de las Frutas.




Que equlibrio hay que tener para subirse, y más para cruzarlos!!!. El paseo junto al rio entre frutales fue precioso, pudimos ver árboles con Durian, Papayas, Frutas de la mujer, Mangos, Cocos y plátanos ( incluso cogimos unos poquitos verdes que ya madurarán), jijiji... Pasamos por la puerta de varias casas y vimos muchas gallinas que campan  a su aire. De una de las casas oimos un "hello" de un niñito de apenas 2- 3 añitos que salió a la puerta a darnos dos piezas de fruta, y luego se fué corriendo, y de otra casa salió un chico con su gatito en brazos también a saludarnos. Como se nota en los ambientes rurales que ven diferente al turista, y eso es muy de agredecer.





Encontramos a nuestra barca al cabo de un rato y nos subimos a seguir camino. El trozo de los canales más pequeños es espectacular en cuanto a vegetación, y no paramos de señalar a derecha e izquierda, con lo que nuestra barquera nos dijo si queriamos andar otro trozo por aquella zona...sííí!!!.




Por la izquierda del rio seguimos un sendero junto al cual habian unos campos enormes cultivados: judias verdes, calabazas y otras plantas que de lejos no llegamos a saber que eran, y a la derecha del rio algo que estabamos deseosos de ver desde que llegamos a Vietnam: campos de arroz verdes!!!... preciosa la estampa de unos campos infinitos con un verde vivo, redeados de palmeras...vamos, algo de postal.




Andamos un buen rato metiéndonos por caminos impracticables, pero fue una gozada. De nuevo en la barca llegamos a un pequeño restaurante junto al rio a hacer una parada técnica. Nos comimos unos noodles con carne y  una coke junto al rio y a seguir la marcha.

El dia nublado dió paso a un sol que a esas horas ya calentaba lo suyo, suerte que la brisilla de ir en la barca ayudaba, aunque quedamos algo coloradillos al final del dia.

En varias ocasiones tuvimos que parar a limpiar la hélice del motor pues se quedaban plásticos enganchados, porque eso si, el rio baja muy sucio pues allí la gente que vive alrrededor lo tira todo, y es una pena, pero es así. Lo que no notamos fue mal olor tal y como habiamos leido en algún blog.

Acabado el curso por el canal pequeño volvemos al grande retrocediendo parte de lo navegado por la mañana. Pasamos de nuevo junto al primer mercado donde todavia algún barco vendia sus últimos productos, pero ya no habia la alegria de la mañana.
Finalmente a eso de la 1 del mediodia llegabamos de nuevo al punto de partida, no sin antes recibir un precioso regalo de nuestra barquera: una flor con un corazón hecha con cañas, hojas y flores naturales, una obra de arte que estubo haciendo durante la jornada.







Al desembarcar le pagamos lo que restaba, le dimos una propinilla que tenia bien merecida y nos despedimos. Ha sido una jornada genial, y un magnífico regalo de Reyes.

Dimos un paseillo y de ahí al hotel a descansar un rato y hacer una siestecilla. Salimos luego a preguntar en algunas agencias los billetes de bus a Chau Doc, siguiente destino, pues no nos convencia mucho las opciones que nos habia dado el hotel al respecto. Ibamos a mirar para cenar cerca del hotel en un sitio que habiamos visto la noche antes cuando nos encontramos al señor que por la mañana salió  de nuestro hotel a las 5.30h también para ir a los mercados, y con el que coincidimos en el rio un par de veces. Nos saludó y nos pusimos a hablar. Es un americano de San Francisco que viaja solo, ha estado por Camboya y ahora por Vietnam. Total que entre unas cosas y otras estuvimos un montón de rato con él y nos fuimos tarde a cenar. Después de dar una vuelta por la zona volvemos ya al hotel que el madrugón pasa factura. Llegando a la puerta nos volvemos a encontrar con el americano, jajaja..y de nuevo un buen rato de charla ( parece que nuestro inglés no es tan malillo, nos entiende y todo): hablamos de viajes, de Vietnam y Camboya, de las Navidades  y las costumbres americanas y europeas, ...lo pasamos bien.

Ya mañana nos vamos a Chau Doc, última escala en Vietnam antes de pasar a Camboya. Nos levantaremos tranquilamente e iremos a la estación de autobuses a ver que billete barato encontramos.


1 comentario:

  1. Vaya movimiento mercantil en pleno río. Por los comentarios e imágenes ha merecido la pena el "madrugón". Gente acogedora y que, dada su cultura, transmiten así su felicidad. Buena despedida Vietnamita ante el nuevo destino hacia Camboya

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