El viaje en bus nocturno no fué mal, como siempre durmiendo a ratos y llegamos a Chetumal bajo niebla y habiendo llovido bastante. En la misma estación preguntamos por los autobuses a Bacalar y nos dijeron que a las 8 en 20 minutos salia uno, pero no nos cuadraba porque según nosotros faltaba una hora más, hasta que nos dimos cuenta que en el nuevo Estado al que habiamos llegado no cambian la hora como en el resto de México y tenian por tanto una hora más!!!.
Llegamos a Bacalar, Estado de Quinatana Roo, sin alojamiento reservado pues el lugar no es muy grande y hay bastantes opciones para elegir, osea que nos pusimos en camino hacia la laguna. De entrada nos sorprendió mucho las casas que vimos, construcciones muy báscias y sencillas, nada que ver con un lugar que presuponiamos turístico en zona cercana al Caribe. Sí que teniamos una posada mirada a la cual fuimos primero pero nos encontramos que estaba cerrada por orden del Departamento de Finanzas de la Gobernación, uyyyy, que mal rollo.
Tras dar alguna vuelta y ver varios establecimientos, de los más tirado a lo más chic acabamos encontrando el lugar perfecto, la Posada Guadalupe. Antonio, el hijo del dueño y a la postre encargado de todo nos recibió muy bien y nos arregló el precio por quedarnos dos dias. La posada estaba situada en todo el centro, a una calle del zócalo, con 4 habitaciones y muy tranquilo. Allí nos encontramos a dos parejas de catalanes que justo ya se marchaban y a una madre y una hija mexicanas que llegaron casi a la par que nosotros.
Mientras Antonio nos arreglaba la habitación nos fuimos a desayunar unas tortas de cochinilla y dimos una vueltecilla por las calles cercanas donde vimos que el pueblo seguia la linea de las calles más cercanas a la carretera, mucha tranquilidad y calma.
Y así han sido los 3 días que pasamos por Bacalar y su laguna. El primer día nos fuimos directamente a uno de los Balnearios públicos que se encuentran junto a la laguna ya que la mayoria pertenecen a hostels o restaurantes y cobran una pequeña entrada o debes consumir algo. Sin embargo en el público puedes llevar tu propia comida y bebida siempre que no la consumas junto a la laguna, hay unas mesas de picnic a la sombra ynuna larga pasarela de madera que se adentra al agua a la zona de baño, todo muy nuevo y limpio.
Allí vimos la laguna bien de cerca por primera vez: increible la paleta de diferentes azules y verdes de su agua, y así son sus 42 kilómetros de largo por los entre 2 y 4 de ancho. Nos quedamos un buen rato mirando todo aquello, diferenciando los lugares más profundos de los menos, la vegetación, las nubes....precioso!!!.
Cuando nos bañamos pudimos disfrutar de una temperatura del agua perfecta y limpísima, de una gran transparencia que dejaba apreciar el fondo de arena fina. Allí pasamos toda la tarde entre algunos locales que se bañaban hasta que nos vinieron a decir que a las 6 se cerraba el acceso al baño.
De regreso al hostel pasamos por el zócalo y el Fuerte de San Felipe, construido por los españoles para defenderse de los mayas rebeldes y los navegantes ingleses.
Uno de los mayores atractivos es recorrer la laguna y son varios los ofrecimientos sobre paseos en lancha, pero eran caros y no nos convencian por lo que decidimos alquilar un kayak y dar un buen paseo por nuestra cuenta.
Al ser sábado habia más gente en el pueblo y en las zonas de baño pero nosotros nos plantamos los chalecos, cogimos los remos, el kayak y a la aventura!!!.El agua estaba un poco movida pues hacia aire pero no fué impedimento...de entrada. Lo primero que hicimos fué cruzar al otro lado de la laguna hasta llegar al Canal de los Piratas, y que comunica la Laguna de Bacalar con otra menor. Allí nos encontramos un agua increible y tal como habiamos leido, en la zona donde menos cubre hay un fango que es buenísimo para aplicar sobre la piel y hacer una exfolación natural...dicho y hecho. Pasamos un buen rato, nos bañamos,...relax total.
La siguiente zona que queriamos visitar era la Isla de los Pájaros, situada más al sur de la laguna y aunque a primera vista no parecia muy lejos nos tocó remar de lo lindo para llegar a ella. Aunque alguna lancha y pequeños veleritos cruzaban cerca nuestro hubo muchos momentos en que estábamos completamente solos y fué genial.
Al llegar a la zona de la isla, una sucesión de pequeños montículos de manglares y vegetación, tuvimos que pararnos a cierta distancia para no molestar a las aves que allí viven y anidan( la verdad es que no vimos tantas), pero de nuevo el agua en esa parte era increible, alucinante.
Llevábamos 2 horas de trayecto y como nos cobraban por hora pensamos que era momento de regresar, además el remar con cierto aire nos costaba cada vez más. Volvimos a cruzar a la otra orilla de la laguna para acercarnos hasta el Cenote Negro, un cenote no muy grande situado dentro de la laguna que estaba bien pero tampoco nos enamoró, además la profundidad allí debe ser mucha porque el color del agua era realmente oscuro.
Mientras volviamos nos tocó pararnos en una de las plataformas de madera que se adentran en la laguna para vaciar el agua que nos entraba en el kayak por las olas que nos daban de costado, casi nos hundimos,jajaja...que noooo, es bromaaaa.
Justo a las 3 horas de haber salido llegamos al punto de inicio, bastantes cansados pero muy contentos con el paseo y haber podido disfrutar la laguna desde varios puntos de vista. Como aún era algo pronto cogimos algo de comer y nos fuimos andando de nuevo hasta el balneario público a pasar el resto de la tarde.
Nos encontramos bastantes más gente que el día anterior pero lo que más nos sorprendió fué encontrar un gran número de lo que en principio pensamos que eran mormones o amish pero luego nos enteramos que eran menonitas; de origen alemán ( todos son rubios, altos y delgados) huyeron de su país hace muchos años por estar en contra de la guerra y se han instalado en diversas comunidades por toda América. Viven austeramente repartiendo sus jornadas entre la religión y trabajando la tierra, no ven televisión, no escuchan la radio ni leen periódicos y forman familias muy numerosas. Allí estaban bañandose los chicos jóvenes con sus vestimentas típicas de mono de granjero, camisa y sombrero texano; las mujeres largos vestidos oscuros y sombreros anchos estaban también por allí pero no se bañaban. Por lo demás el resto era gente local del pueblo, bastantes niños y jóvenes en un ambiente festivo disfrutando del agua...los únicos guiris nosotros, pero nos encanta, jaja...
De nuevo como el día anterior pasamos por el zócalo camino de la posada y vimos a los panaderos ambulantes que en sus triciclos venden barras y dulces, esta vez era un niñito de unos 9 años que todo serio y responsable vendia los productos; nos explicó cada cosa que era, su nombre y le compramos unos dulces para el desayuno del día siguiente.
La última mañana en Bacalar, ya solos en la posada con Antonio, los demás huéspedes se marcharon, dejamos las bolsas recogidas para dejar la habitación y pasar el día fuera hasta la noche ya que teniamos de nuevo bus nocturno al siguiente destino.
La mañana la dedicamos a ir a comprar el billete de autobús y luego en un taxi nos fuimos hasta las afueras de Bacalar a ver el Cenote Azul, un cenote a cielo abierto al lado de la laguna que debe su nombre al color azul oscuro gracias a sus más de 90 metros de profundidad.
Pagamos el acceso de 10 pesos y nos dirigimos a la pequeña zona que hay junto a la orilla del cenote para acceder al agua ya que la mayoria de gente se queda en las mesas del restaurante ( bastante caro nos dijeron) ya que no está permitido entrar bebidas y comida al recinto.
El cenote es como una laguna independiente de la principal, rodeada de vegetación y da un poco de impresión el no ver nada del fondo desde la misma orilla pero nos dimos buenos baños en compañia de agradable gente: unos matrimonios uruguayos y un par más mexicanos de estados del Norte.
Precisamente con uno de ellos que estaban celebrando su 36 aniversario de bodas estuvimos largo rato hablando pues nos preguntaron en que hablábamos entre nosotros y ahí empezó una conversación entorno al catalanismo, la independencia y la información que aquí llega al respecto, así como la figura del Rey en España, algo que ya nos habian preguntado alguna vez más en estas semanas por aquí pues no entienden la labor cumple y como es posible que en estos tiempos aún se mantenga esa figura con el coste que supone.
Después que ellos se marcharan salimos al exterior del recinto a comer unos snacks que llevábamos para luego volver a entrar y darnos un último baño. Y como nos queriamos despedir de la laguna tomamos un taxi de regreso ( único transporte público que llega al Cenote) hasta el Balneario público. Al ser domingo estaba bastante concurrido, pero nos pudimos bañar sin problema y a las 6 empezando la puesta de sol, hora en que nos volvieron a indicar que debiamos salir, eramos pocos los quedábamos allí.
En nuestro paso por el zócalo compramos algo fresquito y nos sentamos en un banco junto a unos vendedores de artesania que fuimos viendo estos dias y resultó que una de las chicas era catalana. Nos pusimos de cháchara con ella, nos contó su aventura por latinoamérica viajando por todo el continente vendiendo lo que ella misma hace y teje y nosotros nuestro viaje del último año.
Pasamos por la posada a cambiarnos de ropa y charlamos con Antonio de todo un poco, estaba algo aburrido pues no tenia a nadie alojado y allí estaba viendo Star Wars la trilogía. Como no habia aún alistado nuestra habitación nos dejó cambiarnos allí, usar el baño y hasta nos ofreció que viéramos la tele hasta la hora de irnos.
Pero lo primero fué ir a cenar algo y a la vuelta sólo nos quedaba una hora para ir hasta el bus. Próximo destino Mérida, unas 7 horas de camino que a la postre serán 6 de reloj pues cambiamos al Estado de Yucatán y volvemos a retrasar el reloj.
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