Tras la caminata de ayer hoy tocaba relax playero, pero primero habia que coger fuerzas como cada mañana y nos preparamos nuestro bocata, que nos sabe a gloria y nos sale muy económico.
De nuevo amaneció sol, alguna nubecilla que otra pero nada que nos impidiera disfrutar de un día de playa. Nos fuimos hacia el lado oeste de la isla donde se situan varios hotelitos a pié de playa así como barcas de pescadores. Pero empezaron a venir unas nubes negras de esas que pasan rápido por el viento y descargan agua durante dos minutos, osea que nos resguardamos bajo una palapa hasta que pasó.
Lo que tiene el tiempo aquí es que después de que pasen las nubes vuelve a salir un sol fortísimo y donde mejor se está es en agua sin duda. De todas formas alejandonos de los hoteles encontramos una palapa a pié del agua que nos dió una sombra muy buena para acabar de pasar la tarde en una playita para nosotros solos.
Al regreso fuimos parando a hacer algunas fotos, encontramos la versión mexicana del Café del Mar ibicenco y llegamos hasta una playita desde donde vimos, hoy sí, una preciosa puesta de sol.
Por la noche para cenar escogimos un pequeño restaurante donde nos comimos una rica pechuga de pollo a la parmesana, que suena muy chic pero no es más que una pechuga rebozada con queso parmesano por encima, de todas formas estaba muy rica. De postre nos compramos en un puestecito de la plaza una marquesita, que es como una pasta de barquillo relleno de nutella. Tras el paseo nocturno por la playita viendo el cielo estrellado nos fuimos a dormir.
Nuevo día soleado en Holbox, parece que hemos traido el buen tiempo a la isla, ya descansados de ayer tocaba volver a caminar, esta vez hacia Cabo Cocos, al Oeste de la isla.
Volvimos a pasar por la zona del dia anterior, pasamos la palapa y ya sólo encontramos algunas casas impresionantes de nueva construcción a pié de playa. Pasadas éstas hay una zona un poco descuidada donde estaba el antiguo faro y algunas cabañas, pero nos gustó encontrar un grupo de aves allí paradas, algunas de ellas en poses imposibles en los árboles. También sobre unas rocas una familia de lagartos al sol.
A partir de ahí llegamos a una playa solitaria, agua muy tranquila y que nos llevó hasta el Cabo Cocos, que forma casi una laguna interior donde suelen estar también algunos flamencos, pero no vimos ninguno. Justo al llegar nos cayó otro chaparroncillo, nos resguardamos bajo unos arboles pero a los 3 minutos de nuevo sol de justicia.
Buscamos donde plantar los pareos y al aguaaaaaaa!!!!. Como la profundidad es muy poca en toda las playas de la isla lo mejor es adentrarse en el agua y estirarse por completo en una agua calmadisima...puro relax.
Comimos un poquillo y como no se aguantaba el sol andamos un poco más allá a buscar la sombra de unas palmeras. Desde ahí vimos como una pequeña tormenta se formó más al este de la isla y aparecieró un increible arco iris doble que en un momento pareció hasta triple!!!. Se fué formando de derecha a izquierda hasta caer sobre el mar, preciosa estampa.
Fuimos regresando, paramos de nuevo frente al Café del Mar a subirnos en sus columpios ( más solos que la una), un último baño mientras veiamos a los pelícanos como no paraban de pescar lanzandose al agua en picado y vimos otra puesta de sol increible.
Para cenar nos fuimos donde nos comimos la pizza de dos dias antes, pero esta vez preguntamos si tenian pescado fresco para hacer a la parrila y nos ofrecieron buquinete, dos piezas guapísimas y grandes a 100 pesos cada una, menudo festín nos dimos.
El paseo nocturno hasta la playa se dividió en dos partes, la primera cuando nos encontramos a un lugareño que nos ofrecia los paseos en barca por la isla y hablando acabó diciendonos que era Testigo de Jeovhá y nos pegó un rollo politico c8ntra los americanos y la presión sobre el inmigrante mexicano que aún no sabemos a que venia a cuenta.
Luego, ya en la playa, nos fuimos andando por un pantalán de madera hasta llegar al agua y pudimos ver la luminiscencia, el agua brilla formando estrellitas de colores cuando la remueves. Esta isla nos recuerda en muchos aspectos a la de Tonsay en Camboya, pero allí todo era más salvaje aún....que recuerdos, y que lejos quedan!!!.
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