La mañana del último día completo por la isla nos la tomamos con mucha calma, pues justo después de desayunar llegó el abuelo de la casa con una cesta llena de pescado y fuimos a chafardear. Resulta que varios pescadores del pueblo habian hecho esa mañana una buena captura de lisas y medio pueblo fué a comprarlas, sobretodo porque en esta época del año las hembras están llenas de huevas.
El hombre, que fué pescador toda su vida, nos estubo explicando muchas cosas de la mar y nos enseñó como limpiaba el pescado y que hacian con las huevas. Éstas, después de limpias, las salan durante 4 horas y luego las ponen al sol durante tres dias; apartir de ahí ya se puede consumir o va al congelador. Estuvimos con él un buen rato, hablamos con la familia, la nuestra y nos fuimos a la playa.
No fué el día más soleado de todos lo que hemos estado aquí pero casi que se agradecia un poco, además sopló un airecito que hizo muy agradable la jornada playera.
Nos bañamos, descansamos y observamos los movimientos de las aves, unas por ser diferentes, otras por como se alimentan y otras por como se secan al aire y el sol.
Quisimos ir a ver la puesta de sol esta vez desde un lugar diferente, el pantalán donde anoche vimos la luminiscencia, pero unas caprichosas nubes no privaron de ella, osea que nos conformamos viendo las curiosas formas que el viento creaba con ellas.
Han sido 5 días por Holbox, un lugar con mucho encanto donde nos hemos contagiado de la tranquilidad del lugar, el ritmo caribeño existe y aquí lo hemos comprobado; como dice Carol: si no fuera por los mosquitos, ésto seria casi el Paraiso.
Mañana pronto nos vamos a Cancún a pasar un par de dias, tenemos algunas sorpresas que os contaremos ya desde allí.
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