lunes, 16 de noviembre de 2015

Valladolid: la perla del Oriente maya.


Cuando llegamos a la estación de autobuses de Mérida compramos billete para Valladolid para el bus que salia en 15 minutos, llegada la hora y viendo que no llegaba nos dijeron que venia con algo de retraso. Pasó como media hora y  la misma mujer le pregunté si sabia algo y me dice que hace rato que ya se fué...¿como puede ser?. Nos dijo que lo habian anunciado por megafonia, pero nosotros estamos seguros que no. De todas formas nos lo cambiaron para el siguiente pero tuvimos que esperar una hora, que remedio.

Aunque la distancia no es mucha entre Mérida y Valladolid como tomamos un bus que paraba en todos los pueblos acabamos tardando casi 4 horas por lo que perdimos una buena parte del dia sumando la hora larga de espera en la estación.

Llegamos lloviendo y como no teniamos el alojamiento muy lejos nos acercamos rápido por calles donde el agua se empezaba a acumular creando grandes charcos. En el Hostal del Fraile, llamado así porque en su dia vivieron sacerdotes de esa orden, nos dieron una habitación en una pequeña casita adjunta en el piso de arriba con balconcito y todo. Lo primero que hicimos fué ir al super a comprar algo de cena aprovechando que teniamos acceso a cocina común.

Al regreso, y como no habiamos comido,  nos hicimos la merienda-cena mientras por allí andaban los chicos que llevan la posada; uno ellos, el cabecilla,  era el típico sobradete que dice ser  guia, masajista, quiropráctico, vidente,...y hasta 12 oficios diferentes dice que tenia, un fanfarrón.  No paraba de hablar animado por la cerveza que tenia de continuo en su mano, pero por suerte nos dejó tranquilos y se puso a agobiar alguna chica del hostal, algo que nos pareció muy desagradable.

Como el ambiente no era muy allá nos fuimos a dar una vuelta con el paraguas abierto por la pequeña ciudad colonial y llegamos hasta a la Plaza Central donde encontramos que su típica fuente central estaba en restauración. Como en todas las ciudades mexicanas en una de los lados de la Plaza se situa la Catedral, en este caso la de San Servacio y en otro el Palacio Municipal. Junto a otras casonas en el centro formaban un bonito conjunto que esperábamos mejor con la luz del día.




Lo mismo nos pasó cuando cruzando la Calzada de los Frailes llegamos hasta el Templo de San Bernardino de Siena, un enorme edificio de arquitectura tipo fortaleza que merecia una segunda visita.

Volvimos al hostal y nos refugiamos en la habitación a escribir y descansar.

El segundo día lo dedicamos a visitar la cercana y famosa zona arqueológica de Chichen Itza, pero le dedicaremos un post aparte a ese día, osea que nos lo saltamos y pasamos a la tercera jornada en Valladolid.

Los cenotes también son una atracción en la zona de Valladolid, e incluso hay uno de ellos dentro de la misma ciudad accesible al baño. Pero huyendo de los más turísticos teniamos intención en ir al de San Lorenzo, ubicado en una hacienda a unos 4 kilometros. El problema es que justo cuando ibamos de camino aún dentro de la ciudad se empezó a poner el día muy feo y caian gotas y pensando que podia volver a caer una tormentaza como cada dia cambiamos de opinión: dedicaremos el día a ver la ciudad y visitar el cenote de Zací ubicado en la ciudad.





Como el templo de San Bernabé estaba muy cerca entramos a ver su iglesia donde vimos que habia una pequeña ceremonia creemos que de un bautizo. Para ir hacia el siguiente templo, el de San Juan, en vez de cruzar el centro fuimos por unas calles más alejadas donde nos encontramos otro Valadolid completamente diferente al conolial, más rural, calles con baches y casas más humildes.




Fué sorprenderte como al girar una calle de nuevo nos encontramos con las calles bonitas y arregladas, fachadas de casas impolutas y pintadas en varios tonos. En un lado de esa calle y frente a un parquecito llegamos hasta la iglesia de San Juan, un pequeño templo en color cemento con una torres campanario poco habituales.





Tras descansar un rato seguimos hacia el centro para llegar hasta el Museo de San Roque donde aprovechamos para ver la muestra gratuita de cultura e historia de la ciudad reunida en el interior de un antiguo convento.







La iglesia de Santa Ana, frente al Parque de los Niños Heroes, fué nuestra siguiente parada, pero estaba al igual que San Juan, cerrada. Iba lloviznando de manera discontinua cuando llegamos hasta el mercado central  donde aún quedaban algunas paradas montadas pero poca actividad.






Aunque no era día de calor y como teniamos el bañador puesto nos acercamos hasta el cenote de Zací a verlo y bañarnos si se daba el caso pese a que en ese momento llovia bastante.

Al encontrarse en el mismo Valladolid es un lugar muy visitado por grupos organizados que desde Cancún pasan la mañana en Chichen Itza y al regreso pasan por aquí a verlo. Cuando entramos vimos la primera imagen del cenote y nos gustó mucho pues a diferencia de los de Homun éste está a cielo abierto en su mitad aproximadamente, algo que teniamos ganas de ver.







Fuimos bajando las escaleras entre guiris hasta llegar a unas de las escaleras que dan acceso al agua donde una pareja justo salia de ella, los únicos que como nostros tuvieron semejante idea en semejante día.

La profundidad del cenote, el entorno de piedra, el día gris y la maleza que lo rodea le daba un aspecto algo tétrico al lugar, y encima al meter los pies en el agua se acercaron muchos pececitos negros que empezaron a mordisquearnos los pies...que anguniaaaaaaa!!!.




Y de ahí sin pensarlo, al agua. Aunque fresquita de entrada luego se estaba muy agusto en ella, a la vista de decenas de turistas que nos veian desde lo alto con su paraguas abiertos y las cámaras retratando el momento.





Al poco la lluvia se intensificó y cayó una buena tormenta justo cuando nos quedamos solos en el  enorme cenote, que sensación estar dentro del agua y la lluvia cayendo a la vez.

Nos salimos para irnos secando aún sabiendo que luego nos ibamos a volver a mojar en la calle. Las calles volvian a estar llenas de aguas pues las cloacas no absorvian todo lo que caia. Pasamos por el super y nos fuimos al hostal a hacernos la cena calentita. Justo unas puertas antes se encontraba una pequeña fábrica de chocolate y la chica nos invitó a una pequeña visita guiada con degustación gratuita y nos unimos a un pequeño grupo. Fué interesante la explicación y además probamos algunos chocolates curiosos: con miel y pimienta, sal, chile, puro, canela...

Tras la cena nos fuimos a dormir que tocaba madrugar al dia siguiente para ir a la Isla de Holbox, de nuevo volvemos al Estado de Quintana Roo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario